Como fuerza electoral competitiva, el Partido de la Revolución Democrática de México, PRD, podría dejar proyectarse como una marca política importante tras los resultados bajos que obtuvieron en alianza con otros partidos y las consecuencias de convertirse en una especie de franquicia electoral por encima de su condición de partido político.

Surgido a partir de la coalición de fuerzas políticas de izquierda y una escisión del Partido Revolucionario Institucional -PRI- durante la década de los ochentas, el PRD vive la peor de sus debacles tras los resultados de los comicios del 1 de julio pasado y se convierte en una marca política con un valor ampliamente disminuido.

Según datos publicados por el programa de Resultados Preliminares, PREP, este partido, que en 1997 ganó la primera Jefatura de Gobierno electa del entonces  Distrito Federal, puede convertirse en la tercera fuerza política, por debajo de los partidos Movimiento de Regeneración Nacional -Morena- y Acción Nacional, el PAN, con el que decidió ir en alianza tanto en lo local como en lo federal.

Así, se terminarán 21 años de dominio en la capital mexicana y se piensa que gran parte de esta derrota surge de la decisión de conformarse no ya como un instituto político electoral, sino como una suerte de franquicia en la que las candidaturas se entregaron a otros partidos en alianzas determinadas por cálculos económicos o sólo por el poder.

Con base en el último corte del PREP del Instituto Electoral de la Ciudad de México, la alianza del PRD, PAN y Movimiento Ciudadano, con Alejandra Barrales, alcanza 30.9103% de la votación en la capital mexicana frente al 47.0086% de la alianza de Morena Partido del Trabajo y Encuentro Social.

Otro problema con estas cifras radica en que habrá que repartir los sufragios entre tres partidos y sólo se retendrían Alcaldías como la de Coyoacán, Milpa Alta, Venustiano Carranza y Benito Juárez -la primera postuló a un candidato externo: el futbolista Manuel Negrete, mientras que la última colocó a un militante del PAN-. En los hechos, el PRD se colocará como tercera fuerza de la capital por debajo de Acción Nacional.

Si la Ciudad de México fue el bastión del PRD a lo largo de 21 años y obtiene hoy tan magros resultados, a nivel federal se puede esperar una situación aún más desastrosa: su candidato a la presidencia Ricardo Anaya obtiene en 22.4982% que en números reales se traduce en 10,249,705 los sufragios, de los cuáles sólo 1,307,665 son aportación del también llamado Sol Azteca.

En cuanto a sus posibilidades de continuar siendo una fuerza política identificada con las causas sociales o de izquierda, el PRD enfrenta el que quizás es su mayor problema: podría haber perdido a buena parte de su electorado debido a su alianza con una fuerza históricamente antagónica, el PAN.

Así, el nivel de recordación y capacidad de identificar al partido con las luchas que le originaron parecen haberse trasladado a la cancha de Morena, por lo que su imagen y las acciones de marketing político futura tendrían que encaminarse a retomar las causas que le dieron origen o pensar en una refundación y transformación profunda que les permitan tomar un nuevo rumbo y revertir, en futuros comicios, los resultados de la más reciente jornada electoral.