La creación de esta identidad renovada se logró mediante un proceso participativo único: una competencia interna entre equipos y oficinas de todo el mundo. Este enfoque integrador permitió a los empleados de diferentes regiones proponer y votar por sus diseños, fusionando finalmente los elementos más destacados de las tres propuestas finalistas para crear una identidad visual fresca, moderna y cargada de simbolismo.
El diseño del nuevo logotipo incorpora líneas limpias, una tipografía renovada y un toque audaz de color rosa, elegido como símbolo de progreso y adaptación. Jillian Janaczek, CEO Global de Porter Novelli, enfatizó que la nueva imagen va más allá de lo estético, representando el “compromiso compartido de presentarnos de manera diferente” y un esfuerzo colectivo para ser líderes globales en comunicaciones estratégicas. Esta imagen moderna no solo unifica a sus colaboradores en torno a la cultura de la empresa, sino que también proyecta la dirección que la organización seguirá en un mercado altamente competitivo.
Porter Novelli no es la primera empresa en involucrar a sus empleados en la renovación de su identidad de marca. Un caso notable es el de Coca-Cola, que recientemente rediseñó su imagen interna con la ayuda de equipos multidisciplinarios en varios países. Este proceso, que combinó la retroalimentación de empleados con las tendencias globales de branding, ha sido efectivo para la empresa, al ayudar a reforzar la cohesión interna y mantener la imagen fresca frente al consumidor. Al igual que Porter Novelli, Coca-Cola integró ideas internas y unificó su identidad en respuesta a un mercado en constante evolución, destacando que la colaboración interna puede ser clave para mantenerse relevante y proyectar autenticidad.