Los recortes de personal ocurridos este aƱo en medios como ExpansiĆ³n, El Financiero Bloomberg, Grupo Imagen, The New York Times (en su divisiĆ³n para MĆ©xico), Televisa, Huffington Post o Buzzfeed dejan claro que algo anda mal en el gremio periodĆstico.
Empecemos por decir que las nuevas polĆticas del gobierno de AndrĆ©s Manuel LĆ³pez Obrador han afectado directamente al negocio de la informaciĆ³n.
La decisiĆ³n del presidente de recortar publicidad del gobierno federal a los medios cimbrĆ³ el esquema con el que histĆ³ricamente se han conducido la mayorĆa de los consorcios de la informaciĆ³n; uno bastante obsoleto en el que se depende en exceso de los ingresos de la administraciĆ³n pĆŗblica.
Y es que ningĆŗn medio ya puede depender del gobierno. En MĆ©xico, la mayorĆa de los periĆ³dicos, por ejemplo, no vive de sus ventas, sino de la publicidad que obtiene de la iniciativa privada y del gobierno. Y cuando este Ćŗltimo es su principal fuente de ingresos, es ahĆ donde surgen los problemas y los recortes indiscriminados que, al final, acaban por afectar al eslabĆ³n mĆ”s desprotegido de la cadena laboral: el trabajador.
Lamentablemente, no se cuenta con una estadĆstica precisa de cuĆ”ntos despidos hubo en el gremio durante 2019, aunque podrĆan contabilizarse en cientos, segĆŗn se ha documentado en la iniciativa digital #TenemosQueHablar (@medios_hablemos), en la que se denuncian en Twitter los abusos laborales cometidos contra periodistas, que van desde liquidaciones indignas hasta despidos injustificados, pasando por quincenas retrasadas o falta de seguridad social. La precariedad laboral tambiĆ©n es una forma de violencia.
Si a toda esta situaciĆ³n se le suma que en algĆŗn momento alguien cometiĆ³ el error de regalar la informaciĆ³n en Internet, el asunto se vuelve mĆ”s complicado. Actualmente, Reforma es el Ćŗnico medio que cobra por consultar su sitio web. Sin embargo, esto tampoco quiere decir que el periodismo digital sea negocio; lo vimos con el cierre de espacios como MĆ©xico.com o Buzzfeed, que apostaron todo su arsenal al consumo de noticias en Internet y fracasaron.
En su libro No hemos entendido nada (Debate, 2019), el periodista Diego Salazar apunta algunas de las grandes debilidades de los medios de comunicaciĆ³n en el mundo. Y una de ellas es, justamente, que los medios digitales no han podido sobrevivir porque la publicidad se paga muy mal en comparaciĆ³n con una plataforma impresa. Lo de hoy, dice, son las redes sociales. Facebook cobra millones por posicionar una noticia o por pautar algĆŗn producto informativo. Un medio, desgraciadamente, no puede hacer lo mismo. El autor sostiene que Facebook ha modificado nuestros hĆ”bitos de consumo de informaciĆ³n. Y, de cierto modo, seƱala a la empresa de Zuckerberg como una de las principales razones de la grave crisis que enfrentan los medios a nivel mundial.
Esperemos que en MĆ©xico la crisis de medios no se agrave para 2020. Las cosas no pintan muy bien para el sector si se toma en cuenta que AMLO ha sido visiblemente intolerante con diarios como Reforma, al que amedrenta verbalmente sin empacho alguno.
Hoy, mĆ”s que nunca, necesitamos periodistas que nos brinden versiones alternas a la realidad oficialista. Versiones que no sean las que provienen de la 4T. Para ello, necesitamos medios sĆ³lidos e independientes, sin precariedades laborales para que los comunicadores puedan hacer su trabajo, absolutamente necesario para cualquier democracia.