Con alrededor de 222 millones de suscriptores, Netflix supera por un buen rango a sus siguientes competidores, Amazon (175 millones) y Disney+ (130); sin embargo, la plataforma se encuentra ya en un punto donde debe replantearse su estrategia.
Netflix atrajo suscriptores en un principio gracias al enorme catálogo con el que contaba, el cual ha ido perdiendo, dado que los estudios lo han ido retirando tras la apertura de sus propios sistemas como el propio Disney+, HBO Max o Paramount+.
Para compensar, y a sabiendas de que en un futuro el único contenido con el que puede contar con completa certeza es el propio, Netflix se ha dedicado a producir; Statista indica que, en 2021, por ejemplo, Netflix estrenó 250 títulos originales.
El promedio de estrenos semanales de Netflix es de alrededor de 10 por semana. Es decir, en un año, lanza, entre series y películas, originales, compradas o bien licenciadas, más de 500. Ese número de títulos nuevos, de “estrenos” (entre comillas pues algunos no lo son en realidad, sólo son novedades en la plataforma, como la reciente inclusión de la obra de Pedro Almodóvar), es una de las principales ventajas competitivas de Netflix. A ello se agrega que no sólo es cantidad, también es variedad.
A diferencia de Disney+, por ejemplo, cuyo contenido es más familiar, Netflix tiene para las amas de casa, los jóvenes, los niños, los adultos; tiene contenido de todos los géneros y clasificaciones, de distintas duraciones.
Ahora, con dicho ritmo de producción, Netflix ha acumulado una deuda que para inicios de la década estaba en los 16 billones de dólares.
Hay un par de cuestiones de riesgo para la plataforma. Uno, su margen de crecimiento cada vez es menor. Es decir, ha ido conquistando a los usuarios, pero queda cada vez un número menor de posibles nuevos. A ello se suma el que hay una mayor competencia.
¿Por qué tendría que optar un usuario por Netflix? ¿Por qué quedarse? A lo que hay que considerar también qué tanta fidelidad habrá en un futuro y cuántos servicios de streaming se está dispuesto a pagar (los estudios indican al momento que serán en promedio tres).
Si el contenido de Netflix es una de sus principales ventajas pues ningún otro servicio tiene tantos “estrenos” por semana, también puede ser su talón de Aquiles. Para mala fortuna de la plataforma se ha vuelto común el comentario de que Netflix tiene “mucha basura”. Y es cierto, por cada título de calidad para competir por el Oscar, como “El poder del perro”, o por cada título comercial con buen desempeño, como “A todos los chicos”, Netflix lanza otro tanto como “A través de mi ventana”, “Los últimos días del crimen” o “Jugar en casa” que pasan desapercibidos o, con un poco de suerte que ocuparán alguno de los diez primeros lugares por algunos días. En general, se suma a esa categoría que muchos han denominado como “me quedó a deber” o “reembólsame Netflix”. Y ésa es parte de la cuestión.
Si el contenido es el gancho, ¿qué tanto es el motivo de permanecer? Con ese número de estrenos, el usuario generalmente se inclina por la novedad dejando fuera o restándole peso al catálogo, pero, en la mayoría de los casos, una vez visto sale del radar.
El usuario de hoy se ha convertido en un monstruo devorador de contenidos que demanda más y más, ¿Netflix puede aguantar ese ritmo? La gran mayoría de las otras plataformas estrenan menos por semana y también dosifican la entrega de capítulos de series.
Sí, es como se hacía antes, pero si la serie es como “The Mandalorian”, “Wandavision”, “Peacemaker” o “La rueda del tiempo”, los usuarios están dispuestos a esperar cada semana por una nueva dosis.
Quizás no se trate de que Netflix cambie por completo, puede entregar algunas temporadas completas y otras dosificarlas. Ello también le permitirá que, cuando funcionen, como en el caso de “El juego el calamar”, el fenómeno dure más (una diferencia notoria, por ejemplo, sucedió con “Luis Miguel, la serie” donde las primeras dos temporadas con un capítulo a la semana estuvieron siempre en el Top Ten y en conversación en redes sociales, a diferencia de la tercera que se apagó en un par de semanas) y también que se sienta menos la distancia entre una y otra.
Si el contenido tiene “más vida”, entonces es probable que también se necesite menos y se pueda concentrar la atención en contenido con mejor performance, no sólo en contenido.