Netflix ya no lo da todo…
… bueno, no siempre. La promesa del servicio de streaming, replicada por otros y novedosa en su momento, estaba en entregar temporadas completas el día del estreno. Con ello revolucionó la manera de consumir series.
En países como Estados Unidos la práctica común en la televisión abierta estaba en estrenar un episodio a la semana, construyendo un hábito con ciertos retos, pues no siempre, es fácil recordar que una vez a la semana hay una cita para ver un programa en especial.
En otros países, como México, la dinámica era (es) más tradicional con un episodio estrenando cada día de lunes a viernes. La aportación de Netflix estaba en no tener que esperar y poder consumir el contenido al ritmo de preferencia, ya fuera en un maratón o bien poco a poco. ¿Qué ha cambiado? ¿Por qué ha cambiado?
Netflix lo sigue haciendo. Series recientes como “Geek Girl”, “Respira” o “Accidente” fueron estrenadas en su totalidad, sin embargo, otras series en su mayoría que regresan y ya probadas, ahora llegan en dos o tres partes como sucedió con las más recientes temporadas de “Bridgerton”, “Emily en París” y “Cobra Kai”. El cambio obedece a varias razones.
En primer instancia está el ampliar la ventana de conversación y evitar que el impacto sea, quizás, sólo en un momento. Es decir, si una serie estrena en un fin de semana por completo y una gran parte de la audiencia la ve esa semana o quizás las posteriores, su impacto se limitará a un par de semanas, si le va bien, a un mes como fue el caso, por ejemplo, de “Bebé Reno”.
Bajo ese modelo es posible que se pierdan elementos en aras de una experiencia “integral”. Es un tanto lo que sucede cuando se come un platillo por completo en lugar de racionar. Hay mucha satisfacción rápida e instantánea.
Netflix ha estrenado pocos títulos de manera semanal. La serie biográfica de Luis Miguel es un ejemplo. En su primera temporada un episodio se estrenaba cada domingo.
Con ello, se permitía que el público lo conversara durante la semana y que se preparara para el siguiente. Había espacio para hacer a cabalidad y también, incluso para permitir que los temas musicales incluidos volvieran a las listas de popularidad.
Hacerlo bajo el modelo tradicional hubiera diluido muchos elementos y revelaciones, hubiera enfocado la conversación a los “más destacados” y habría evitado también que hubiera un nuevo tema musical que descubrir.
El modelo de estrenar “en partes” es intermedio y da pie para que haya conversación al respecto, menos premura e incluso espacio para rever los episodios.
La estrategia permite también solventar uno de los grandes retos de los servicios de streaming: los espacios de contenido.
Ningún otro servicio de streaming estrena la cantidad de series y películas que Netflix; la mayoría (Disney+, Prime, Max, Apple TV) han regresado al modelo tradicional: un episodio a la semana. La medida también asegura conservar la suscripción.
Para ver la temporada se requieren al menos dos meses y antes de que concluya habrá otra que seguir. Bajo este nuevo esquema Netflix también se queda en un punto intermedio que le da un respiro para encontrar el equilibrio que requiere con su contenido original.
El estreno en “partes” llegó para quedarse en Netflix. Es una medida de conveniencia y pertinencia, una estrategia para que el contenido “viva más”, “impacte mejor” y donde la suma de las partes dé mejores resultados y emula aquél viejo dicho que dice que “más vale gota que dure, que chorro que pare”.