En 1999, Matrix revolucionó al mundo y no, no es una exageración.
Más allá del éxito en taquilla, la película impactó a la moda, los efectos especiales, las secuencias de acción, la ciencia ficción, la industria cinematográfica y, aún más importante, plasmó una metáfora sobre el control del gobierno contra el libre albedrío en un entreteje que tiene ecos con los medios de comunicación y paralelismos filosóficos y religiosos.
Este 2021 termina con una cuarta entrega, Matrix Resurrecciones, cuyo nombre pretende ser profético y abrirle la puerta a la actualidad a una franquicia que se creía parte del pasado. Quizás lo logre, pero también es cierto que su impacto está lejos de ser el mismo.
Matrix Resurrecciones llega una semana después de Spider-Man: Sin Camino a Casa, la película más exitosa de 2021 y que se estima estará sobrepasando la marca del billón de dólares para la publicación de esta columna, repitiendo en el primer lugar.
Es estrenada al mismo tiempo que Sing 2: ¡Ven y Canta de Nuevo! cuyas proyecciones indican que debutará en segundo lugar con 40 millones de dólares en EE. UU; Matrix Resurrecciones tendrá el tercer puesto con una cifra similar, ligeramente menor, con suerte un poco arriba.
En el meta sitio Rotten Tomatoes, Sing 2 tiene un 67 por ciento y Matrix Resurrecciones 66 por ciento. Sí, la secuela animada que tiene a un grupo variopinto de animales cantando está mejor reseñada que la cuarta entrega de una saga cuya primera parte es parte relevante de la historia del cine. El consenso indica que aunque “carece del arte original y vigorizante del original, The Matrix Resurrections revisita el mundo de la franquicia con ingenio, una perspectiva oportuna y corazón”.
En “Resurrecciones”, años después, Neo va bajo su identidad previa, Thomas Anderson. Es un programador de videojuegos que tiene problemas para separar realidad de ficción. Los destellos que se mezclan son aquellos que refieren a lo que sucedió con la trilogía inicial.
Es visitado por Bugsy (Jessica Henwick), quién lo invita de nuevo a elegir entre la pastilla roja y la azul (aunque “la elección es una ilusión” también, le dice). Total, que vuelve a la matrix para enfrentar una nueva amenaza y para sortearla debe conseguir que Trinitty (Carrie-Ann Moss) también lo haga; ella ahora es una ama de casa y madre de familia.
La cuestión de la “resurrección” de matrix está en que intenta o busca hacerlo jugando con los mismos ingredientes, creando un nuevo nivel entre realidad y ficción, haciendo una metáfora similar, solo que ahora la hegemonía es una referencia a Hollywood, a los medios de comunicación y, como la anterior, puede interpretarse de distintas maneras.
El citado diálogo es parte de ello, si la decisión es también una ilusión es parte del propio sistema, un mecanismo que da la falsa sensación de libertad. Ahora, más allá de lo anterior, del deseo de que el rayo caiga dos veces en el mismo lugar, Resurecciones llega en un momento donde el discurso pueda seguir siendo igual de relevante, pero la forma ha dejado de ser igual de impactante.
Resurrecciones se ve bien y funciona bien. Le tiene cariño al universo y cree en su discurso, pero para su mala fortuna se queda corta tratando de sorprender con un truco que no es más que “la misma gata, pero revolcada”.
¿Qué tanto “resucitará” la franquicia? Probablemente lo suficiente, pero sin el mismo impacto.