A pesar de la incertidumbre económica que premia en diversos mercados clave alrededor del mundo desde hace algunos años atrás, la industria automotriz se mantiene en constante crecimiento.

Según proyecciones de la firma consultora Ernst & Young, hasta finales de 2016, se estimaba que la producción de vehículos a nivel mundial habría alcanzado más de 100 millones de unidades, en donde una de la categorías que comienza a perfilarse como un segmento con potencial de desarrollo es aquella relacionada con los automóviles autónomos.

Este tipo de tecnología que bien podría ser parte de una película de ciencia ficción está a punto de estallar como una realidad del mercado, ante un mayor número de marcas y fabricantes que esperan liderar esta categoría que se encuentra en una etapa temprana de maduración.

De hecho, un estudio realizado por BI Intelligence, refiere que los automóviles completamente autónomos tomarán especial protagonismo a finales de 2019, con lo que se estima que durante 2020 existan alrededor de 10 millones de autos con estas características.

Aunque los niveles de adopción entre los consumidores finales pintan para ser buenos y opimos en el futuro próximo, lo cierto es que existen aún muchas brechas por cerrar, en donde uno de los aspectos que mayor expectativa causa es la seguridad tanto para los usuarios directos como para el resto de los conductores que compartirán espació públicos con estos vehículos manejados por algoritmos de inteligencia artificial.

Si tomamos el caso de los que sucede en Estados Unidos -uno de los mercados más maduras en el desarrollo y penetración de estos vehículos de nueva generación-, la Asociación Automovilística de Estados Unidos (AAA por sus siglas en inglés) refiere que, a pesar de que una de cada cinco personas en ese mercado tiene la intención de adquirir un coche autónomo, el 78 por ciento de los ciudadanos estadounidenses tiene miedo a los automóviles manejados a través de la inteligencia artificial, con lo que al ser más específicos el 54 por ciento de los conductores se sienten menos seguros compartiendo calles con coches autónomos.

Para capitalizar un mercado cuyo potencial parece crecer al tiempo que las tecnologías en la materia se optimizan, las empresas armadoras, desarrolladoras y fabricantes tendrán que encontrar la forma de dar mayores garantías de seguridad a usuario final, en donde detalles tan simples como el color de sus modelos autónomos podrían hacer la diferencia al momento de transmitir este valor agregado.

El color negro se ha mantenido como uno de favoritos entre los compradores de autos. Según cifras entregadas por  Society of Motor Manufacturers and Traders (SMMT), tan sólo en Estados Unidos, el 19 por ciento de los vehículos en circulación son negros gracias a lo cual se ubica entre los tres colores preferidos al compartir el listado con las tonalidades plata y blanco.

No obstante, cuando de vehículos autónomos hablamos, el color negro deberá ser la última opción si se busca privilegiar la seguridad sobre el diseño o estética de dichos modelos.

Así lo refiere un reciente reporte entregado por USA Today, publicación que indica que, de acuerdo con un reporte entregado por los propios fabricantes de la industria automotriz, los autos sin conductor son más seguros y eficientes cuando su carrocería posee un tono claro.

La premisa responde al funcionamiento del sistema de mapeo de luz láser que poseen estos vehículos, el cual se utiliza para medir la distancia entre un auto y otro en donde la reflexión de luz es fundamental para que su tarea se lleve a cabo de la manera correcta así como evitar accidentes.

Lo anterior no significa que colores oscuros desaparezcan por completo de la oferta de autos que trabajan con inteligencia artificial; sin embargo, es claro que los vehículos que manejan tonalidades obscuras requieren más sensores para notar aquello que los rodea, hecho que puede ser una desventaja en la carrera entre las armadoras de autos tanto en términos de precio como de optimización de los sistemas autónomos.

Esto pone en relieve que este mercado está dado no sólo para aquella empresa capaz de entregar la mejor tecnología, sino para la compañía que logre una oferta integral en la que todos los elementos jueguen a favor de la experiencia final de usuario.