Uno de los principales instituciones bancarias y de correduría de Estados Unidos, Morgan Stanley, reportó en su primer reporte trimestral de 2017 un alza del 74 por ciento en sus ingresos, gracias a la intermediación de bonos.
Al ser una de las corredurías más grandes de Estados Unidos, Morgan Stanley señaló que está impidiendo a millonarios el acceso a fondos de inversión, debido a un reajuste en sus precios, políticas y cambios de productos impulsados por una norma fiduciaria del Departamento de Trabajo de Estados Unidos.
Algunos de sus gestores de fondos, como Vanguard, lograron vender 183 mil millones de dólares en activos netos, los cuales fluyeron como “fondos mutuos”. Sus integrantes defendieron haber colocado 20 fondos a través de Morgan Stanley y acusaron que los beneficios para el banco fueron “cuantiosos”, aunado a que ayudaron a construir una cartera sólida.
Desde la siguiente semana, Morgan Stanley no permitirá que sus 15 mil 800 asesores vendan acciones de clientes de los fondos mutuos de Vanguard, es decir, los clientes que pretendan comprar acciones en Vanguard no podrán hacerlo, mientras que los existentes “no serán sacados”.
La legislación del Departamento del Trabajo parecen afectar a los gestores de fondos, ya que sus cambios están diseñados para reducir los costos de los clientes, así como para garantizar productos financieros “accesibles”, es decir, sin tantos intereses.
En tanto, el movimiento de Morgan Stanley es considerado una represalia contra Vanguard por su negativa a pagar más intereses por el acceso a la plataforma, Advisor Hub, es decir, el banco se ve obligado a tomar esas acciones por la legislación que ahora vigila el movimiento de bonos.