Las reglas de juego han cambiado. La transformación digital de las empresas ha traído consigo nuevos desafíos y también nuevas oportunidades para los negocios. En este ambiente de digitalización acelerada los negocios han desarrollado nuevos modelos e incorporado diversas herramientas para poder competir en un entorno que cambia constantemente.
Las empresas han apostado por la implementación de métodos de pago digitales, nuevos canales de venta, automatización de procesos, almacenamiento en la nube y la adopción de Inteligencia Artificial. Esta tecnología, junto al Machine Learning, permite conocer y procesar un gran volumen de datos e información, lo cual es de gran ayuda a la hora de tomar decisiones, diseñar estrategias y realizar análisis.
Por medio de esta tecnología también se puede optimizar la logística de una empresa, incrementar la productividad, detectar áreas de oportunidad, identificar patrones, conocer comportamientos de los usuarios y ofrecerles atención personalizada.
Gasto o inversión: el dilema de la Inteligencia Artificial
La Inteligencia Artificial no es cosa del futuro, sino del presente. Esta tecnología ya está transformando la manera en que las compañías realizan negocios y gestionan sus relaciones con los consumidores. Aplicar sus soluciones y herramientas en los procesos de una empresa significa un impulso para crecer, competir y mejorar su oferta de valor.
Sin embargo, todavía existe cierta resistencia o miedo por parte de algunas marcas para incorporar estas soluciones a sus procesos. Una de las principales preocupaciones de los directivos es el costo que implicaría implementar estas herramientas y las posibilidades de éxito que éstas puedan tener.
Los conceptos de gasto e inversión suelen ser contrastantes y su categorización depende del éxito que pueda tener la estrategia. El gasto normalmente es definido como un esfuerzo económico que no es recuperable, es decir, una pérdida, por ello tiene una connotación negativa y causa alarma entre las empresas. Por el contrario, una inversión representa un esfuerzo económico que puede representar una ganancia en un plazo determinado.
Tomando esto en cuenta, incorporar Inteligencia Artificial a ciegas, es decir, sin que los tomadores de decisiones de las organizaciones analicen a profundidad para qué necesitan esta tecnología, qué procesos buscan optimizar, qué beneficios quieren conseguir y cómo la aplicarán los equipos de trabajo, probablemente llevará a que la estrategia falle y represente más un gasto que una inversión.
Sin estrategia, estudio previo y un equipo capacitado no hay solución capaz de dar resultados.
Retorno de Inversión
La Inteligencia Artificial y Machine Learning pueden ayudar a que una empresa crezca y aumente su capacidad de resolución de problemas. Al implementar este tipo de tecnologías, los empresarios piensan invariablemente en el Retorno de Inversión (ROI). Los negocios que apuesten por la adopción de estas soluciones deben de tener claro que se trata de una inversión y que debe medirse por su impacto en el corto plazo, claro, pero sobre todo por los beneficios a largo plazo.
De acuerdo con el estudio Turning AI into concrete value: the successful implementers’ toolkit, elaborado por Capgemini, tres de cuatro empresas que incorporan Inteligencia Artificial experimentan un crecimiento de más de 10% en la venta de nuevos productos y servicios. En el mismo sentido, 78% de las empresas que adoptan esta tecnología incrementan su eficiencia operacional en más de 10%. Además, el informe señala que el 75% de las empresas con soluciones de IA mejoran la satisfacción del cliente en más de 10% y el 79% de las organizaciones generan mejores análisis.
Ante un contexto cambiante como el actual y un mercado cada vez más competitivo, sólo las empresas que integren Inteligencia Artificial podrán evolucionar sus modelos de negocios para adaptarse a las circunstancias, pues es esta tecnología trae cambios exponenciales en cuanto a eficiencia, sin importar el área en la que se implementa. El avance de los negocios ha sido tan vertiginoso en meses recientes que es probable que en tan sólo cinco años, los negocios que no integren estas herramientas quedarán fuera del mercado.
Al final, como todas las inversiones, esta es una cuestión de costo-beneficio. La Inteligencia Artificial no es una tecnología del futuro, sino un potencializador del presente que permite a las empresas crecer y adaptarse a las necesidades actuales del mercado. El estancamiento de un negocio por no incorporar estas herramientas y tecnologías puede ser más costoso. La adopción de esta tecnología ha demostrado con creces no ser un gasto, sino una inversión, ya que permite a las empresas alcanzar nuevos horizontes que de otra forma serían casi imposibles.