Internacional. El día de hoy, cientos de fanáticos de la lucha libre en todo el mundo decidieron cancelar al unísono sus cuentas a la cadena WWE Network. El éxodo de los usuarios de este servicio de streaming para eventos especiales y contenido ilimitado de la marca, se convirtió en cuestión de horas en tendencia global en la red social Twitter.
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El motivo de la molestia de los consumidores fue bastante simple: los contenidos de entretenimiento que la cadena ofrece tienen una calidad muy pobre -tomando en cuenta que los fanáticos tienen como eternos parámetros a Stone Cold, The Rock, el Undertaker y decenas de superestrellas de antaño quienes se encargaron de entretener e imponer tendencias para nuevas generaciones-.
A raíz de su más reciente pago por evento, Royal Rumble, la compañía de Vince McMahon recibió un bombardeo nunca antes visto de críticas y acciones que impidieron el completo desarrollo del evento, acusado de ser sumamente predecible y poco emocionante. De acuerdo con el portal Inquistr, un grupo de personas se reunió ayer a las afueras del Wells Fargo Center en Philadelphia para evitar la salida de los autos de los luchadores, esto seguido de la cancelación masiva de sus cuentas al servicio de streaming de la cadena, una acción mundial promovida por el hashtag #CancelWWENetwork.
Hasta el momento, la discusión sobre el boicot a la compañía de entretenimiento deportivo generó un total de 45 millones 869 mil 73 impresiones en la red de Twitter, y se mantuvo durante al menos 8 horas como trending topic global de la misma.
@wweespanol_ Mucha gente molesta con #RoyalRumble que hicieron tendencia con el hastag #CancelWWENetwork aqui la fato pic.twitter.com/IuAHva909D
— Andres Gomez (@IAMAndresBest) enero 26, 2015
Hay que mencionar que la crisis de marca que enfrenta la WWE demuestra lo difícil que es tratar con un producto definido como “entretenimiento deportivo”. Y es que verdaderamente no importa que los fanáticos sepan de antemano que las acciones que se desarrollan dentro del cuadrilátero se traten de coreografías o movimientos simulados -e incluso que sepan que los resultados están previamente definidos- ya que su molestia radica en la falta de entrega, profesionalismo, preparación e ingenio brindado tanto por los propios luchadores como por los creativos encargados del storytelling de la marca.
