Ya está en la superficie.
“La sirenita”, el remake en live action del clásico animad de 1989, finalmente ha llegado. Pasaron cinco años del anuncio del filme y cuatro del anuncio que conmocionó a las redes sociales: Halle Bailey, una cantante de color que debuta como actriz, sería Ariel. La expectativa no ha sido poco. Por un lado, está el cómo se recreará toda la parte que sucede “bajo el mar”; por otro, el que la original es considerada la cinta que marcó el renacimiento de Disney, fue un gran éxito de taquilla (211 millones de dólares de un presupuesto de 40), dos premios Oscar (Banda Sonora y Canción, en aquél entonces no había categoría de Mejor Película Animada). Además, está el hecho de que el presupuesto que trae sobre sus espaldas es de 250 millones dólares.
El que ahora Ariel sea una sirena de color ha sido criticado pues en el cuento origen de todo, de l amano de Hans Christian Andersen, Ariel es descrita con “piel delicada como pétalo de rosa y ojos azules como el más profundo mar”. Sí, así viene en el original, pero no deja de ser un cuento de fantasía, es decir, no está basado en hechos o figuras reales. En el mundo donde sucede la historia, en realidad, blancos y negros conviven por igual. La reina, madre adoptiva de Eric, por ejemplo, es también de color, muy en la vena de lo que sucede en la serie “Bridgerton”. Las hijas de Tritón pertenecen todas a razas distintas. No hay explicaciones al respecto.
“La sirenita” sí viene con una agenda de inclusión que no se limita al aspecto racional. El pueblo del mar les tiene recelo a los humanos, los humanos les tienen miedo. No hay comunicación entre ellos, no hay apertura para iniciarla y derribar barreras, pero ése no es el origen. También hay que decirlo no es una historia de amor, aunque sí hay un romance. El centro está en otro lugar.
La teoría de storytelling indica que el o la protagonista debe querer algo y lo que Ariel quiere es conocer el mundo exterior. Sin embargo, eso no es escuchado por su padre y ahí está la clave, en su voz. Cuando Ariel acepta el trato de Úrusla viene con el precio de “sus atributos de sirena” (su cola y su voz). La voz de Ariel es central y de una manera que va más allá de lo literal. Es la voz de sirena la que Úrsula, en su forma de Vanessa, embruja a Eric utilizando el canto. Es la voz de sirena la que Tritón no ha escuchado, la que confunde. Es la voz de sirena la que Ariel necesita hacer escuchar.
La voz de Ariel es una metáfora. Al centro de “La sirenita” está el que Ariel tenga una voz que le permita concretar su relación con Eric, una voz que hace se entienda con su padre, una voz que abre las puertas a la comunicación entre el pueblo del mar y los humanos. Es su voz la que le permite conocer el mundo exterior y luego viajar más allá. Es su voz la que le da libertad. “Parte de tu mundo”, tema clave en la historia de Disney al ser el primero de los temas que expresan lo que una protagonista quiere, habla de ello y el desenlace lo prueba. Eric ahora tiene su propio tema y expresa el mismo deseo de Ariel. Es ese deseo de libertad y conexión con otros lo que los identifica.
Más allá de la aventura que es “La sirenita”, de los efectos especiales, el romance, la música y demás, el live action destaca porque en su centro está un discurso actual, sí asociado con el empoderamiento femenino, pero universal y compartido con cualquier minoría, pero no exclusivamente. Esta sirenita no quiere amor, aunque lo encuentra, quiere su voz y el vehículo que tiene para conseguirlo nada directo a la meta.
Ahora lee
Familia va a Costco por ofertas y ahorro lo “pagan” con perrhijo
Azteca “traiciona” a Elektra y promociona a Mercado Libre en Chivas Vs. Tigres