Aunque siempre fue un tema de ciencia ficción pero una posibilidad lejana de un escenario apocalíptico, lo que parecía una hipótesis se materializó cuando Facebook reveló que desconectó su inteligencia artificial, debido a que habían creado conciencia y un lenguaje codificado escondido de cualquier supervisión humana.

Desde entonces, se avivó el debate sobre las fronteras de la utilidad de la inteligencia artificial y el uso excesivo con funciones que debería controlar el humano, ya que otra de las posturas es que una dependencia excesiva puede ocasionar un problema más grave que lo que ocurrió con Facebook.

Uno de las principales voces a favor es el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, quien defendía el uso de la IA para volver la vida humana “más fácil”, es decir, que sistemas computarizados controlen las cuentas bancarias, el comercio electrónico, las redes sociales, o incluso sustituyan actividades humanas.

No obstante, uno de los críticos más severos de esta tecnología es el CEO de Tesla Inc, Elon Musk, quien apunta que la visión de Mark es “infantil”, e incluso lo acusó de tener un conocimiento limitado sobre inteligencia artificial, y es que Elon se ha atrevido a señalar que la IA es “igual o más peligrosa que Corea del Norte”.

Lo que parecía una postura crítica solitario, dejó de serlo cuando el inversor en tecnología de compañías de Silicon Valley, Roger McNamee, coincidió con Elon Musk, al señalar que “los robots asesinos son muy probables” y apuntó que las armas autónomas podrían ser hackeadas por gobiernos para una guerra a gran escala.

Para el inversionista, el caso de Facebook es un claro ejemplo de cómo las compañías tecnológicas pueden perder el control con facilidad de la inteligencia artificial, pues Musk fue uno de los firmantes de la carta abierta de las Naciones Unidas sobre Armas Convencionales, la cual advierte contra armas autónomas o hackeadas.