La pandemia potencializó hábitos digitales que ya existían desde antes de la aparición del coronavirus. Hoy, más que nunca, pasamos horas frente a las pantallas, inmersos en mundos que no vivimos del todo. Esa ha sido una de las razones fundamentales por las cuales ha crecido la industria de los podcasts: cada vez valoramos más la cercanía con el otro, aunque sea a través de la voz.
Al estar tanto tiempo confinados entre jornadas laborales interminables, la necesidad de esparcimiento crece cada día más. Lo podemos observar en la cantidad de suscriptores que han aumentado en las plataformas de contenidos por streaming, desde Netflix y Spotify hasta sitios pornográficos. Pero justamente uno de los fenómenos que más atrajo mi atención fue la alta demanda de podcasts que ha sucedido en los últimos meses.
Acast, la empresa líder de podcasts a nivel mundial, estima que este tipo de contenidos ha crecido en un 20% durante la pandemia. Entre marzo y mayo de 2020, han estrenado 30 mil podcasts para un público conformado por 265 millones de escuchas.
¿Pero por qué esta industria ha crecido más que otras que se dedican al entretenimiento? Quizás todo tenga que ver con la calidez. Una serie de Netflix puede entretener, pero se siente lejana. Lo mismo podemos decir de un videojuego, una película o hasta un disco. El podcast, sin embargo, tiene el mismo encanto de la radio: la cercanía, la intimidad. Lo que menos quiere la gente ahora es estar enfrente de una pantalla.
Acast asegura que el número de sus usuarios se ha incrementado en más de 50% en agosto, en comparación con marzo pasado. La mayor cantidad de escuchas provienen de la Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León y Estado de México.
Todo este fenómeno ha derivado en alianzas comerciales muy interesantes. Una de ellas, sin duda, es que Acast ya trabajará muy de cerca con TED en Español, el primer podcast de TED en un idioma distinto al inglés.
El abanico de opciones para escuchar es bastante amplio, desde cómo ha evolucionado la masculinidad a raíz de los movimientos feministas hasta cómo sobrellevar la pandemia con relaciones humanas no tóxicas. Personalmente tengo una recomendación: “¿Qué tienen los pobres en la cabeza?”, de Mayra Arena. Este podcast ayuda a entender la enorme brecha que existe entre las clases sociales (sobre todo en América Latina), pero también a desechar aquella idea rupestre que indica que “el pobre es pobre porque quiere”.
Aunque han sido tiempos difíciles para las industrias creativas, no tengo duda de que ellas serán las más beneficiadas cuando termine la pandemia. No lo digo yo, lo dice el gran economista Ernesto Piedras, quien ha dedicado muchos años a investigar el potencial que tiene el sector cultural en México, el cual aporta el 7.3% del PIB nacional.
Quizás estemos ante una efervescencia creativa que poco a poco se irá reflejando en diferentes manifestaciones, desde podcasts y películas hasta nuevas corrientes musicales. Porque el aislamiento ha sido, para muchos, una forma de libertad. Basta echar un vistazo a Creadores en aislamiento (2020), un libro digital donde se reúnen las opiniones de más de 120 artistas, como Elena Poniatowska, Xavier Velasco, Diana Bracho, Mónica Lavín, Marina de Tavira, Sabo Romo, Arturo Ripstein y Natalia Beristain. Todos coinciden en que el confinamiento les ha permitido hacer su trabajo de una manera más reflexiva.
Me quedo con una frase que escribe Elena Poniatowska: “El aislamiento les permite a algunos oír su voz interior, quizá buscar dentro de sí mismos los que antes encontraban ahí afuera: en la calle”.