¿Tiene sonido la libertad?
Eduardo Verástegui, otrora actor y cantante, hoy defensor de derechos humanos, cree que sí. “Sonido de libertad” es el filme más reciente que produce. Es un título ganador en la taquilla con cerca de 180 millones recaudados internacionalmente de un presupuesto de 14. Es también el título más polémico del año.
“Sonido de libertad” pertenece al grupo de historias basadas en “hechos reales”. Recupera la vida de Tim Ballard, quién fuera agente del gobierno de EE. UU. y en especial se ocupara de casos de tráfico de menos y tráfico sexual. Como tal el filme en realidad no recrea una misión especial, sino que toma de varias para construir una historia que da cuenta de ello. Jim Caviezel, actor principal de “La pasión de Cristo” y hace a Ballard. El filme inicia con un prólogo donde se presenta a un padre soltero que accede a llevar a sus hijos, una niña preadolescente y un niño de alrededor de 5 años, a una sesión fotográfica. Cuando regresa más tarde por ellos, han desaparecido. Ballard da con el niño en una investigación para atrapar a un pedófilo, le cuenta de su hermana y toma como personal dar con ella. De si lo conseguirá o no va la historia.
La polémica alrededor de “Sonido de libertad” está en varios sentidos. El primero tiene que ver con que se vende como una historia real cuando no lo es. En principio, cualquier película, aunque sea un documental está ya mediado por la opinión de quién lo realiza. Una biografía o una historia basada en hechos reales los ficcionaliza para que haya suficientes elementos dramáticos y funcione. “Sonido de libertad” lo hace más, no está basada en un caso específico.
El segundo aspecto que ha creado controversial es qué tanto verídico es el número de espectadores que han visto la película, sobre todo en EE. UU. El número de boletos es indiscutible, pero no refleja el de espectadores y ello se debe a que dado el tema y la relevancia que tiene se extiende al final la invitación para que se compre un boleto para que alguien más pueda ver la película. Si ello ha sucedido no se ha comprobado.
Más importante aún está la filiación ideológica de Eduardo Verástegui, Jim Caviezel, Alejandro Monteverde, director, y el propio Tim Ballard. Con diferentes matices o porque lo han expresado de maneras distintas, más o menos públicas, los involucrados están asociados a declaraciones y prácticas de corte religioso ortodoxo (Verástegui, por ejemplo, está en contra del aborto), pero, más aún con teorías conspiratorias. En especial, están relacionados con teorías QAnon que señalan grupos de poder involucrados con el tráfico de menores para distintos fines. Verástegui ha expresado intenciones políticas que dan cuenta de los valores que promueve.
Ahora, ¿es buena película “Sonido de libertad”? El meta sitio Rotten Tomatoes la tiene con un 67%, calificación aprobatoria, pero promedio. Es buena a secas. El consenso indica “es una llamada efectiva y llena de suspenso que llama a la acción contra el tráfico humano, pero no está libre de aspectos relativos a su retrato de un tema sensible”. Y es que ésa es la cuestión. Es un filme entretenido que en términos generales mantiene la atención y que tiene más de un momento emotivo de impacto, pero tiene más de un hueco en su guion, aspectos que si se miran con cuidado con son verosímiles, contradicciones y en su propio manejo de “verdades” miente. Por ejemplo, indica que es prácticamente imposible encontrar a un infante que ha caído en las redes del tráfico, pero parece no serlo tanto en la historia. Otras voces involucradas con el tráfico de infantes han dicho también que el retrato y los hechos no son así. Es decir, “Sonido de libertad” se vende como verdad en temas que le convienen y en otros donde no lo es evita poner la mirada.
El caso de “Sonido de libertad” es similar al de aquellas obras de artistas polémicos o con conductas dudosas o incorrectas pues no es desinteresada ni inocente su postura. No es una mala película, no es tampoco la gran película. Es un filme de impacto y que pone en la mira un tema relevante, pero no es la verdad y debe verse a sabiendas de sus intenciones.
¿Tiene sonido la libertad? Los materiales promocionales del filme utilizan la frase “los niños de Dios no están a la venta”. Es una frase sin libertad por dos sencillas palabras “de Dios”. Y no es que los niños lo sean o no, eso está en las creencias de cada quién, pero al agregarlas está implícita la ideología. Ésa es la ironía. Para ser “El sonido de libertad” la libertad de pensamiento está ya coartada desde que se guía la manera de pensar. Entonces, sí, la libertad tiene sonido, pero no es el que está en “El sonido de libertad”.