Ya sea que estés frente a una persona o a miles, la capacidad de poder transmitir una idea clara y coherente es fundamental para poder relacionarte con otros. A nivel empresarial, todos los días hay intercambio de mensajes para cumplir diversos objetivos, dependiendo el cargo de cada colaborador.
El tener una comunicación asertiva permite lograr mejores resultados del trabajo en equipo, mejores análisis en el área de recursos humanos para calificar y promover personal; mejores negociaciones por parte del área de compras y ventas más exitosas.
Para cualquier persona que sea parte de una empresa de cualquier sector y a cualquier nivel, es clave tener habilidades de comunicación verbal y no verbal ya que nuestro cuerpo, nuestra mirada, nuestra voz, nuestra postura y nuestros movimientos hablan mucho de nosotros y, cuando somos parte de una empresa,
somos la figura que representa a la institución.
Parece obvio, pero es importante pensar antes de hablar. Tener una comunicación estratégica que integre los mensajes clave de la empresa es fundamental para lo cual existen teoría, técnicas y ejercicios que logran mejoras impresionantes.
La capacitación en el área de la comunicación ofrece un progreso significativo en las “soft skills” o habilidades blandas de los integrantes de la organización.
Existen en el mercado diferentes cursos y formatos que se adecúan a cada empresa; se pueden impartir de manera presencial o virtual. Lo que es importante, para que sean efectivos estos cursos, es que sean lo más personalizados posibles y que no sean una traducción de cursos extranjeros para evitar brechas culturales.
“Una buena comunicación es la que existe entre la confusión y la claridad”, aseveró Nat Turner, un personaje que fue clave para la lucha contra la esclavitud de los Estados Unidos, ya que su revuelta de 1831 generó una conmoción enorme que trascendió el escenario del Estado de Virginia donde tuvo lugar. Se convirtió en predicador y le llamaban “El Profeta”.
Si gracias a una comunicación emocional, estructurada y emotiva se pueden ganar guerras, lo que podemos lograr a nivel empresarial no tiene límites; por lo tanto, capacitar a los colaboradores en esta disciplina, no es un gasto, ¡es una inversión!