Con las declaraciones recientes del Papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio, acerca de la recomendación que hace a las personas homosexuales de acudir a ayuda psiquiátrica, el Sumo Pontífice parece dañar no sólo su imagen personal, sino la de la Iglesia Católica como institución toda vez que él encarna al más importante personaje de esta tradición litúrgica.
Y es que, si bien es sabido que las opiniones del Vaticano siempre serán más bien conservadoras, el señalamiento realizado por el sacerdote de origen argentino resulta extraño porque se le habían conocido reacciones más mesuradas y la propia recomendación que hace a los padres acerca de acudir a la ayuda de un médico psiquiatra cuando su hijo muestre conductas homosexuales resulta anacrónica porque la Organización Mundial de la Salud decidió retirar a la atracción sexual de personas de mismo género desde 1973… hace 45 años.
Bergoglio hizo la declaración durante un vuelo con rumbo a Roma desde Irlanda.
El máximo jerarca de la religión católica en el mundo ha tenido que salir al paso y corregir el sentido de sus declaraciones que poco abonan a su imagen y a la de la institución y para hacerlo, el Vaticano decidió retirar ese fragmento de la transcripción de prensa del encuentro entre el cura y la prensa durante el traslado aéreo.
Sobre el Vaticano pesan críticas generalizadas por culpa de la declaración del sumo ponífice un desprestigio generalizado por causa de acusaciones sobre abuso sexual a menores por parte de diferentes sacerdotes y ante las cuales también ha tenido que fijar posturas de manera reciente. Justo la reciente visita a Irlanda representó un paso complejo ante las solicitud de grupos afectados por sacerdotes de pronunciarse acerca de los recientes casos sucedidos en este país.
La imagen amable de un personaje público se construye a partir de múltiples factores y uno de ellos es el de las declaraciones que hace de manera pública, cuando se trata de una personalidad del tamaño del Papa Francisco, la responsabilidad es mayor porque los reflectores y los micrófonos estarán encendidos prácticamente de manera permanente.
En casos como este, sería conveniente que se definan los temas y asuntos que se desean abordar. Trabajar siempre en contenidos que sean relevantes para la audiencia. Tener cuidado de no hablar de todo y nada, ya que se puede demostrar inconsistencia.
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