La promesa ha cambiado.
La promesa era “tendrás todo en el mismo lugar y lo podrás ver cuando quieras”. Disney+ anunció en su reporte cuatrimestral, ante Wall Street y Hollywood, que reducirá el contenido producido en sus plataformas de streaming (Disney+ y Hulu o Star+) y también el catálogo. La decisión forma parte de una reestructura estratégica y responde, en palabras de Bob Iger, CEO de Disney “al proceso de maduración” de las plataformas. ¿A qué se debe? ¿Cuáles son las consecuencias?
En primera instancia, el crecimiento de las plataformas no es ya el que esperaban. La pandemia dio esperanzas de que tendría un ritmo mayor, pero con el regreso a la “nueva normalidad” también han cambiado las decisiones de consumo. Los usuarios tienen una distribución de gastos distinta a causa de la recesión económica, por un lado; por otro, están las opciones de entretenimiento que ya no sólo se limitan a aquello que se puede ver “desde casa”. Aunado a ello está la amplia oferta y una pregunta que aún sigue en la mesa, ¿cuántos servicios se streaming se tendrán?
Lo anterior ha ocasionado no sólo que el crecimiento en los servicios de streaming sea menos acelerado, sino incluso pérdidas de usuario como ha sido el caso de Netflix. Los motivos van del costo al contenido pasando por nuevos ajustes a los servicios como el hecho de que ya no se podrá ingresar con una misma cuenta desde dos IP’s (en España, le costó un millón de suscriptores). Menos suscriptores implican menos ingreso y menos ingresos significan ajustes en todos los frentes: operación, mantenimiento y producción de contenidos.
Un par de diferenciadores de los servicios de streaming están en su catálogo y sus estrenos. El primero se daba por sentado (contar con “todo Disney”) y ha sido un tema para procurar por parte de Netflix precisamente pues no tiene (o tenía, según se quiera ver) clásicos como “Friends” o propiedades que le resulten en un universo que pueda desarrollar y explotar (como pasa con Harry Potter, Star Wars, Marvel y demás) y que ahora está justo construyendo con propiedades como Bridgerton, El hombre gris, Stranger Things. Sin embargo, aunque el catálogo da cantidad y un “universo de posibilidades” no es el contenido estrella o el contenido atractivo al momento, pero sí es un contenido que cuesta.
Al final, el catálogo en los servicios digitales no funciona de manera tan distinta a cómo sucedía con las tiendas físicas (Blockbuster o Videocentro): contar con más títulos ocupa un espacio, requiere mantenimiento. Cuando un título era novedad, había más copias; unos meses después se reducían. Si el título no se rentaba, se sacaba del catálogo. Es lo mismo en los servicios de streaming. Hay títulos que no se ven o casi no se ven y entonces las plataformas habrán de decidir una de tres opciones o quizás una combinación de ellas: 1) dejar definitivamente fuera el título, 2) traer el título de vuelta cuando sea oportuno porque se vuelta interesante por una fecha u otro estreno, 3) licenciarlo a otro servicio. De este último queda la duda, ¿si no se ve en Disney se verá en otro servicio?
Ahora, de los estrenos. El estreno es el imán para que los usuarios se suscriban. Es la novedad, lo que está en la agenda, lo que es moda. La mayoría de los servicios se streaming han optado por tener un par de títulos llamativos al mes, quizás un par más. Las películas tienen la característica de impactar “una vez” en el sentido en que, por ejemplo, “Peter Pan y Wendy”, por mencionar un estreno reciente, será llamativo la semana en que llega y unas más. ¿Cuánto más? Es un tema del que no hay aún información suficiente. Los servicios de streaming no están compartiendo esto, pero probablemente sea un fenómeno similar al de la taquilla. Es decir, el primer fin de semana marca la pauta del impacto, el segundo da cuenta de cuánto se han reducido las vistas y de ahí continúa el declive. Si un título está más en conversación, durará más “en cartelera”.
Las series tienen la ventaja de que al conformarse de varios episodios se puede ir estrenando uno por semana como hacen todos los servicios salvo Netflix (que lo ha hecho en algunas ocasiones como “Stranger Things” o la serie de Luis Miguel). Hacerlo así tiene la ventaja de que el producto “rinde” más, se puede mantener más tiempo en la agenda o conversación y, ya “picado” el espectador, no dejará la plataforma mientras dure el proyecto. Antes de que eso sucede o antes de que concluya el mes se estrena otra serie que evite, por ejemplo, que se dé de baja; se le mantiene cautivo.
La acción de Disney+ busca, por un lado, reducir sus costos de operación y, por otro, enfocarse en la calidad más que en la cantidad. ¿Cuántos estrenos se necesitan? ¿Realmente se ven todos los estrenos? ¿Vale la pena invertir en producir tanto nuevo? Netflix parece aún mantenerse inmune a esas preguntas, pero el tema de compartir contraseña es otra medida de actuar sobre ello e inevitablemente tendrá que tomar una postura. HBO Max, Prime Video, Apple TV y demás tendrán que actuar. El momento de la dieta ha llegado.
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