“Cobra Kai” ha sorprendido a propios y extraños convirtiéndose en un éxito para Netflix tras su estreno en la plataforma en junio de este año. La cuestión está en que, por un lado, da cuenta de cómo debe revivirse o retomarse un concepto; por otro, también señala tanto un riesgo como una amenaza, incluso un fallo o debilidad, de otras productoras o sistemas de medios.
El universo establecido en la serie de películas surgidas tras el éxito de “Karate Kid” en 1984 es retomado por “Cobra Kai”. Inicialmente, su primera temporada, fue transmitida por YouTube Red el 2 de mayo de 2018, para mudarse a YouTube Premium en la segunda el 24 de abril de 2019 y llegar a Netflix en junio de este año; se ha mantenido en el Top 10 de series desde aquél entonces. La plataforma ha anunciado ya el lanzamiento de la tercera para el 8 de enero de 2021, además de indicar que la cuarta está ya “en entrenamiento”.
Como fenómeno cultural, el gran acierto de “Cobra Kai” ha estado en el planteamiento narrativo de la serie. En lugar de retomar a Daniel LaRusso como protagonista, toma a Johnny Lawrence, el adolescente que venciera en “Karate Kid” durante el torneo de karate que sucede justo al final, quién como adulto se encuentra sobreviviendo sin rumbo hasta que Miguel Díaz, su vecino, le pide que le enseñe el arte marcial. LaRusso sigue muy presente para Johnny, quién lo ve como el joven que frustró sus sueños (le arrebató la victoria, a su novia y lo destinó al fracaso), ya no digamos que ahora es el empresario de autos más exitoso de la ciudad y que ambos tienen hijos adolescentes. Este giro de enfoque ha permitido encontrar nueva empatía por quien fuera antagonista, pero más aún, ha evitado establecer a cualquiera de las figuras como villanos; no hay buenos ni malos, sólo humanos. El talento original está de vuelta, lo que también le da gran veracidad y continuidad.
De la misma manera, “Cobra Kai” aprovecha la nostalgia para la generación que creció con las cintas, pero también establece y desarrolla a un nuevo grupo de adolescentes que empatizan con la generación actual. De esa forma, atrae atención a las primeras películas, cuyo pietaje aprovecha en algunos momentos, pero, sobre todo, ofrece una alternativa poco frecuente en estas épocas: entretenimiento familiar. Cada grupo puede identificarse con los problemas de sus contemporáneos. Es así como se abordan desde los temores de estar guiando adecuadamente a los hijos, como el fracaso, la inclusión, el empoderamiento femenino y el bullying, sin olvidar elementos románticos. Un gran eje de la serie gira en torno al hacer lo adecuado, ser congruentes y las consecuencias que tiene. “Cobra Kai” es un producto que pueden ver padres e hijos, juntos o por separada, y del que pueden platicar. También ayuda el que los capítulos son breves (alrededor de 20 minutos) y que el tono, aunque se abordan temáticas serias, evita caer en lo obscuro de “13 Reasons Why” o en el otro externo, la comedia.
Ahora bien, para Netflix “Cobra Kai” ha resultado en una gran adquisición. YouTube declinó producir una tercera temporada. Su éxito actual denota en primera instancia una serie de cuestiones: YouTube no era la plataforma adecuada para el producto, no supo mercadearla, no tiene el número de usuarios suficiente como para convertirla en un fenómeno o simplemente el segmento que la ha adoptado no es parte de sus suscritores. En cualquier caso, “Cobra Kai” no es el primer ejemplo de una serie que no funciona y es cancelada por el medio inicial (“You” en Lifetime o “Lucifer” en Fox) para revivir con mucha más vida en Netflix. Para el producto en sí es una buena noticia, igual que para el talento asociado, el púbico y, definitivamente, para Netflix. No obstante, para el medio que lo produjo inicialmente levanta una señal de alarma, en tanto están generando contenidos que no son afines a su audiencia y más aún, están trabajando para que otro medio lo aproveche. Mientras tanto, este es otro round que Netlix gana.