Hackear gadgets es una actividad generalmente ilegal, no obstante, multitud de usuarios buscan realizar métodos de jailbreak u obtención de permisos root con distintos fines, a pesar de los continuos esfuerzos de las marcas por evitarlo.
En el caso de los dos sistemas operativos más utilizados, iOS y Android, los dos métodos de hackeo son el Jailbreak y el Rooteo respectivamente.
En el caso del Jailbreak, es una actividad ilegal completamente rechazada por Apple, ya que uno de los usos que permite realizar un jialbreak en un dispositivo iOS es utilizar aplicaciones no autorizada, e incluso piratas.
En el caso del rooteo, es una actividad relativamente legal que es rechazada por la mayoría de los fabricantes, pero bajo la filosofía de desarrollo de Android, es un derecho para los consumidores.
En ambos casos, uno de los principales motivos por los que los usuarios deciden realizar estas modificaciones, es para alcanzar un mayor nivel de personalización en los dispositivos.
Por una parte, sobre todo en el caso de Android, hackear el dispositivo permite eliminar aplicaciones preinstaladas, algo que para las marcas resulta un conflicto, debido a que muchas de las aplicaciones preinstaladas representan contratos entre desarrolladores, fabricantes y proveedores para que estas apps lleguen a todos los usuarios que adquieran un smartphone, y que además, no puedan eliminarlas.
Los usuarios de dispositivos móviles en ocasiones buscan tener un mayor control del contenido que consumen y que almacenan, por lo que a pesar de que las aplicaciones preinstaladas pueden ser simplemente ignoradas, optan por realizar modificaciones para poder decidir cuáles conservan y cuáles eliminan.
Así mismo, al hackear un smartphone es posible instalar versiones modificadas del sistema operativo, por lo que usuarios adquieren actualizaciones no oficiales, o versiones con distintas interfaces y lanzadores de aplicaciones.