Entre julio y septiembre, Volkswagen perdió 1,673 millones de euros frente a los beneficios de 2,971 millones de euros del mismo periodo de 2014. Si no se incluyen los accionistas minoritarios, las pérdidas netas son de 1,730 millones de euros.
Este resultado es la consecuencia directa de los 6,700 millones de euros de provisiones que el constructor ha reservado para hacer frente a las consecuencias judiciales del escándalo de la instalación de motores de 11 millones de vehículos diésel un programa informático para sesgar los resultados de los tests de contaminación.
Como consecuencia directa de estos resultados, el constructor con sede en Wolfsburgo, en el norte de Alemania, revisó a la baja sus previsiones para 2015 y anunció que su beneficio de explotación será “claramente inferior” al de 2014.
En el tercer trimestre, las ventas aumentaron un 5.3%, hasta 51,490 millones de euros, menos de los esperado por los analistas. Según Matthias Müller, estas cifras demuestran “la fuerza intrínseca del grupo Volkswagen y también dejan claro el impacto inicial de la situación actual”.
Hasta ahora la compañía ya ha tenido que llamar a revisión 8.5 millones de coches en Europa y a otros 480,000 en Estados Unidos. El constructor ha advertido que las provisiones que ha hecho hasta ahora no serán suficientes y este miércoles reconoció que habrá “cargas financieras considerables a medida que se concreten los riesgos judiciales”.
El escándalo de Volkswagen, que comercializa 12 marcas y que fue brevemente líder mundial del sector en el primer semestre de 2015 antes de perder su puesto frente a Toyota, podría tener además consecuencias en el conjunto de la economía alemana y en el prestigio de los productos del país.
*Con información de AFP