Las recientes noticias acerca de la práctica de sobrevender los asientos de los aviones, no es nueva pero está teniendo gran repercusión debido a casos como los del pasajero golpeado en un avión de United para abandonar el vuelo. Ahora el turno es para Air Canadá, que en marzo pasado impidió a un niño de 10 años, poder viajar con su familia hacia Costa Rica, porque no tenía asiento a pesar de haber comprado los tickets con meses de anticipación.

Los padres del menor, que han declarado a numerosos medios canadienses, señalan que hasta que la información no apareció en los medios, Air Canada no respondió a sus reclamos, por el overbooking que impidió a esta familia de Charlottetown, viajar juntos.

Según comenta el padre, Brett Doyle, el día anterior seleccionaron asientos para tres de los cuatro miembros y se encontraron con que no lograban hacer lo mismo, a través del sistema online, para su hijo Cole.

A raíz de esta situación, aseguran haber estado horas tratando de solucionar el problema, vía telefónica con Air Canada y al no obtener respuesta, la madre de Cole, Shanna, se trasladó al aeródromo, donde le explicaron que por la sobreventa del vuelo, éste no tenía puesto en el avión.

Al preguntar por la posibilidad de que uno de los dos padres cediese su asiento al menor, la aerolínea le explicó que no tenia certeza de que le fuesen a dar ese asiento a Cole, por el contrario, lo más probable es que le tocase a otro pasajero que fuese viajero frecuente y estuviese en lista de espera. Se vendieron 34 pasajes para un avión con capacidad de 28 personas.

Ante esta situación el padre decidió optar por un vuelo junto a su hijo, con el cual podría encontrarse en Montreal con su familia, pero después de viajar dos horas por carretera hasta Moncton, desde donde salía el avión, se encontraron con que se había cancelado el vuelo. Decidieron conducir dos horas y media más hasta Halifax, para tratar de abordar otro avión que salía al día siguiente, con lo que la suma de esta parte del viaje, alcanzaba ya los mil dólares canadienses.

Después de que el caso apareciese en los medios, una portavoz de Air Canada, señaló que lo habitual es que no se separe a los menores de 12 años de su familia, y atribuye el problema a que la compra del boleto no se realizó de forma directa a la línea aérea.

Así mismo, declaraban: “Estamos tratando de averiguar qué salió mal y nos hemos disculpado con el señor Doyle y su familia, además de haberles ofrecido una compensación muy generosa por los inconvenientes”. Una compensación que en un principio constaba de un bono de 1.600 dólares canadienses (cerca de 1.120 euros) para viajar durante un año y cuya cifra fue amentada tras la negociación de los afectado que ahora recibirán 2.500 dólares canadienses (1.750 euros), además del reembolso de los gastos ocasionados por la sobreventa.

Aunque lo que más molesta a la familia es haber perdido la oportunidad de realizar un viaje como lo habían planificado con mucho tiempo de antelación, además del estrés generado, que, como explicaba la madre a los medios, no se lo pagará nadie.

Por su parte, Air Canada ha explicado que se trata de una práctica habitual que realiza la mayoría de empresas aéreas para poder garantizar los precios a sus clientes y que están conscientes de que cuando sucede, deben responder con una buena compensación económica. Aunque vistas las últimas situaciones, habrá que analizar que tan ética es esta práctica.