Barbie siempre ha sido objeto de mis reflexiones. Fue parte clave de mi infancia y, sin duda, de los estúpidos prejuicios y estereotipos que me he dedicado juiciosamente a desaprender. Creo que a Barbie puedo deberle algunas de mis dietas, aunque quizás a ella también le debo, en reacción, el ser contestataria, feminista genuina y contra corriente.

Esa mujer bella, rubia, con cintura de 25 cms., novio perfecto, carro convertible, clóset lleno y nariz respingada es un símbolo perfecto de las invenciones del mercado para satisfacer nuestros vacíos aspiracionales. Es el clásico producto que ‘nos representa’, sin jamás representarnos, y que termina desfigurando la realidad para que luchemos toda la vida por aceptarnos como somos y por lograr metas que no existen.

Por eso hoy, en medio de la interesante libertad que nos brinda la digitalidad, quiero celebrar la creatividad de una instagramera africana que nos reivindica. A millones de nosotras. En su perfil, Annelies Hofmeyr recrea la vida de una Barbie que rompe la perfección, el cliché y la violencia contra nosotras (al sugerirnos asumirnos como muñecas). Pues en las fotos que publica Annelies en su perfil Trophy Wife Barbie, Barbie fuma, mancha la cama con su menstruación y tiene celulitis.

Genial. Ahora sí puede parecerse a alguien real. Se separó de Ken, su relación no era tan ideal como parecía y Ken acabó decapitado. Ella siempre aparece con cuernos, herencia de su macho de revista, que la sitúan a la altura de un trofeo. Dicen que ella fue de él durante mucho tiempo. Bueno, a mi me consta. No se peina, más bien se agarra un chongo a lo desordenado como hacemos muchas; no usa brasier y va al ginecólogo porque quizás tenga endometriosis. ¿Barbie con cólico? ¿Por qué no?

Más de 92 mil personas le siguen la pista a esta cuenta de Instagram y al parecer hasta se pueden conseguir posters de esta nueva Barbie, moderna y contestataria, al final, reflejo de lo real. Me hizo acordarme de la censura en Instagram a la poetiza Rupi Kaur por haber subido imágenes de una mujer sobre una cama con manchas de sangre, de ´la regla´, por supuesto. ¿A quién se le puede ocurrir mostrar algo tan cotidiano y natural?

La Barbie que les cuento se suma a otras iniciativas de muñecas como Kammily, que tiene proporciones realistas o las Queens of Africa, muñecas morenas, con peinados afro y ropas étnicas. También salieron muñecas con acné y brackets en los dientes. En fin, juguetes para ayudar a comprender la realidad, no para inventar escenarios de mentiras y terminar de aportar su granito de arena a nuestra desdicha.

Aplausos, de parte de muchas, para Annelies Hofmeyr.