Santiago, Chile.- Muchas veces oímos hablar de los ambientes de trabajo “enfermos” y para algunos puede ser un concepto exagerado. Sin embargo, hay investigaciones que indican que el estrés es absolutamente contagioso y con ello, la dinámica en las empresas puede llegar a tener rasgos tóxicos. Basta con que una persona con suficiente influencia sobre el resto altere el ambiente, para que los demás comiencen a reaccionar, generando nuevos focos de conductas inadecuadas. En los lugares donde la creatividad es el motor, es probable que este fenómeno se dé con más frecuencia.
De hecho, un estudio del Max Planck Institute – “Your stress, my stress”- señala que basta con estar en presencia de una persona estresada para que nuestros cuerpos comiencen a secretar la hormona del cortisol. Por tanto el estrés es empático y es algo que no debiera ser ignorado en los sistemas de salud, de acuerdo al mismo estudio.
La investigación concluyó, entre otras cosas, que la reacción de “contagio” por parte de un observador es más fuerte si existe una relación de pareja (40%), pero aunque la persona que se encuentra mirando a quien está estresado sea un extraño, la reacción es similar al menos en un 10%. Por tanto, la relación afectiva con el otro facilita una cadena pero no es condición fundamental para que el estrés sea empático.
Pero ¿cómo evitar las situaciones que puedan alterar tu propio estado mental y emocional? Constantemente escucho preguntar a mis colegas “¿Cómo anda hoy el jefe?” y de acuerdo a eso toman o no la decisión de consultar acciones a seguir, dejando muchas veces pasar la oportunidad de tomar decisiones importantes por miedo a “la montaña rusa emocional”.
En casos como éstos, el departamento de Recursos Humanos tiene una labor fundamental y debe estar atento a la dinámica de la compañía, detectando focos y poniendo atajos a las formas de relación entre todos los estamentos, organizando cursos (coaching, idealmente) para quienes tienen mayor influencia en el resto de los trabajadores, con el objeto de que sepan cómo actuar en forma adecuada, evitando así pérdidas de buenos elementos, a la vez que se minimiza la acción de agentes negativos. Esto también forma parte del nunca bien ponderado marketing interno, lo único que puede ayudar a sanar el ambiente laboral.