La demanda por empaques más sustentables y con menor impacto en el medio ambiente es quizá la tendencia más importante en términos del diseño en el packaging y empresas como Burger King lo saben.
Atender este aspecto, es fundamental en momentos en los que la batalla frente el anaquel parece ser especialmente compleja ante el entorno convulso que caracteriza al mercado.
La importancia del empaque
En principio es importante considerar que, tal y como refieren desde la Global Association for Marketing at Retail (POPAI, por sus siglas en inglés), el 76 por ciento de las decisiones de compra se toman en el punto de venta.
De esta manera, el diseño del packaging juega un rol fundamental. Los números alrededor de este activo hablan por si solas.
A decir de un estudio realizado por C Space el 39 por ciento de los consumidores confía en una marca gracias a la presentación o empaque que caracterizan sus productos, por lo que cumplir con sus expectativas puede motivar una decisión de compra.
Al ser más específicos, cuando menos en mercados como el mexicano, el empaque es factor para incrementar el valor de un producto. El 69 por ciento de los consumidores en México están dispuestos a pagar más por un producto que tenga un buen packaging, según las conclusiones del Estudio Packaging elaborado por el Departamento de Investigación de Merca2.0.
Lo cierto es que aunque aspectos como la tipografía, el color y demás elementos visuales son importantes, la realidad es que las características que el consumidor consiga para juzgar un buen empaque ahora son distintos.
Por ejemplo, de acuerdo con Merca2.0, uno de cada tres consumidores en México menciona el uso de materiales biodegradables como una de innovación que más los atraen al estar frente a un empaque.
El empaque reusable de Burger King
De esta manera, en años recientes hemos visto como cientos de marcas se han alejado de materiales como plásticos y unisel que han sido considerados como especialmente dañinos para el medio ambiente.
En el terreno del fast food está tendencia parece haber ido un paso más allá y más de una marca han comenzado buscar la manera de sustituir sus ya tradicionales empaques de papel y cartón por contenedores que serán reutilizables.
Cuando menos así lo muestra la nueva propuesta de Burger King, firma que está evaluando la posibilidad de introducir empaques reutilizables en sus establecimientos, mismos que luego de ser utilizados por los comensales deberán ser regresados en la próxima visita.
Este programa llegará como un piloto durante el siguiente, con lo que Burger King espera sumarse al empaque circular son desperdicio de la mano de Terra Cycle Loop.
En este momento se ha dado a conocer que las pruebas iniciales se harían en las ciudades de Nueva York, Portland, Oregón y Tokio, aunque se espera que se sumen nuevas naciones en los siguientes meses.
De esta manera, los comensales que soliciten alimento para llevar podrán seleccionar este tipo de empaque por el cual deberán de pagar un depósito al momento de la compra que será regresado una vez que se entregue el empaque.
¿La muerte del principal valor del fast food?
Este tipo de iniciativas ya ha comenzado a verse replicado en otros jugadores del sector fast food. en semanas recientes, McDonald’s anunció que pondrá en marcha en Reino Unido a principios del año siguiente, un sistema similar en donde los clientes tendrían una nueva opción al momento de pedir cualquier bebida caliente: en lugar de que su bebida sea servida en un vaso desechable típico, los comensales podrían solicitar un vaso con tapa reutilizaba que después de ser entregado en contenedores especiales y ser esterilizados podrán ser utilizados por nuevos clientes.
Aunque estos esfuerzos tienen como fin contribuir al bienestar del medio ambiente, lo cierto es que podrían estar atentando contra uno de los principios básicos de la comida rápida: la practicidad.
Desde sus comienzos, la industria de la comida rápida ganó la preferencia no sólo por la rapidez en la entrega de los alimentos sino en lo práctico que suele ser todo el concepto.
Son alimentos que una cumplida su función no reclaman al consumidor un esfuerzo mayor que el de tirar en cualquier contenedor los desperdicios.
El hecho de obligar al consumidor a pagar un importe y obligarlo a regresar para recuperarlo podría ir en contra de este principio. Exige un esfuerzo más del que el consumidor está acostumbrado y dispuesto a hacer.
Y es que aunque si bien el propio mercado demanda propuestas mas sustentables, la realidad es que en más de una ocasión se ha demostrado que el consumidor es contradictorio más cuando siente que se exige algo que esta fuera de sus hábitos y costumbres.
Lo que sucede ahora mismo con el uso del cubrebocas es claro ejemplo, por lo que lo único que queda es esperar para ver si los esfuerzos de evangelización sobre estas pruebas que realizan firmas como Burger King son suficientes para convencer a un comprador que aunque preocupado por su entorno, es resistente a los cambios radicales.