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Los efectos del coronavirus aún no han sido mensurados en toda su magnitud
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Al cierre de fábricas en China y otros países se suman la inestabilidad de commodities y criptomonedas
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Sube el Bitcoin y baja el petróleo
El Bitcoin llegó el fin de semana a superar la barrera psicológica de US$ 10.000, un valor que no alcanzaba desde septiembre de 2019, cuando la guerra comercial pasó por su etapa más virulenta.
En paralelo, el Brent, el petróleo que marca el precio de venta de los combustibles en la mayor parte del mundo, tocó este martes su mínimo en dos años y medio.
¿Qué sucede? ¿Por qué se dan subas y bajas tan pronunciadas tan marcadas en dos de los activos que marcan el pulso de los mercados mundiales?
Las explicaciones son amplias, pero especialmente el impacto principal se centra en China y tiene un nombre: “coronavirus“.
“El Bitcoin es capital de refugio y por el temor global de este brote se está creando más demanda”, explica a Forbes Clem Chambers, CEO de ADVFN. Para el especialista, “la siguiente parada es la de los US$ 11.000”.
Así es, los graves problemas sanitarios que enfrenta China y los temores generales de que esto se propague y “apague” la economía mundial impulsa la compra de activos disruptivos como las criptomonedas.
Por el lado del petróleo la realidad es similar, pero en sentido opuesto.
El crudo bajó 24% en lo que va del año, la cotización más baja desde agosto de 2017: el Brent cerró este martes a US$ 53 por barril, muy por debajo de los 70 dólares que llegó a valer en enero.
Uno de los factores clave que está provocando el retroceso es el coronavirus y el freno que esta enfermedad está generando en la industria del gigante asiático.
China es el país con mayor volumen de importación mundial y se ubican segunda detrás de Estados Unidos en el consumo de crudo. Esto hace que una leve desaceleración de la demanda provoque un impacto directo en los precios.
La Opep, que agrupa a los países exportadores de petróleo, planean cortar la oferta para evitar un desplome aún mayor.
Sólo las refinerías de la provincia de Shandong, en China, que importan colectivamente alrededor de una quinta parte del crudo de ese país, redujeron la producción cerca del 30 por ciento en poco más de una semana.