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Bloomberg apunta que el Gobierno de México ha generado confusión sobre el proceso de reactivación de la producción
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La Secretaría de Salud señaló que sectores como automotriz, construcción y minería podían prepararse para volver
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Sin embargo, dijo que no se concedería la luz verde sino hasta que las marcas cumplieran todas las medidas de protección
A pesar de sus diferencias, México y Estados Unidos (EEUU) son dos economías íntimamente relacionadas entre sí. No solo son aliadas comerciales en un sinfín de productos e industrias, gracias a su respectiva especialización en ciertas categorías. Además, los modelos de negocio de las empresas que habitan en sus países dependen de cadenas de suministro regionales. El fenómeno es mucho más claro en la producción de automóviles y otros transportes terrestres.
En medio de esta contingencia sanitaria, sin embargo, esta cercana relación está probando ser un frustrante problema para las marcas. De acuerdo con Bloomberg, Daimler tenía pensado volver a encender una planta en Alabama para la producción de sus SUV Mercedes-Benz. Sin embargo, la compañía no podrá regresar a sus trabajadores a las instalaciones como se tenía planeado. La culpa es de México y su plan de reapertura económico, aún detrás del de EEUU.
Mercedes-Benz quería reanudar la producción de sus SUV la próxima semana. Pero correos internos revelaron que se deberá posponer la reactivación de la planta por la falta de piezas que generalmente se consiguen en México. Dichos insumos a la vez no estarán disponibles porque el Gobierno federal aún no da luz verde a las automotrices (y otras industrias) para reanudar actividades comerciales. Para compensar, Daimler trabajará extra en junio y julio.
Un grave problema de producción
No solo las automotrices no tienen claro cuándo podrán volver a la “normalidad” en México. En entidades como la capital se tiene un plan para el regreso escalonado a la producción, con el sector construcción al inicio de la lista. Sin embargo, como lo demuestra el caso del retail, el proceso será distinto para cada estado de la República, que verá la mejor forma de regresar. De cualquier forma, ya hay bastante tensión entre el sector automotriz para dar fechas fijas.
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Hay que detenernos en el caso de Mercedes-Benz. Ciertamente esta disparidad entre México y EEUU en sus planes de reactivación económica resultan frustrantes para las marcas con una cadena de suministro regional. Ahora que el gobierno de Trump ha decidido que su prioridad es reabrir los negocios, es urgente que reanuden la producción cuanto antes. De lo contrario, corren el riesgo de no poder hacer frente a la demanda que reciban en las próximas semanas.
Pero por desgracia para las empresas de EEUU, hay poco que se puede hacer al respecto. México no puede reanudar su producción al mismo tiempo que su vecino del norte porque el proceso de su epidemia empezó varias semanas después. Es lógico que también su regreso a la normalidad ocurra en una fecha posterior. En este sentido, las empresas deberían haber planeado por adelantado cómo lidiar con estas perturbaciones en su cadena de suministro.
Consecuencias a largo plazo
Si bien la solución al reto hubiera sido una mejor planeación, estos retos de producción van a tener graves efectos secundarios en el futuro. Ya Trump ha planteado su frustración ante las cadenas de suministro globales, y este evento solo reafirmará su visión. De hecho, este tipo de peleas ya están mostrando un panorama muy oscuro para marcas como son Apple y Huawei. Hasta empresas al estilo de Toyota, que tomaron precauciones, tienen un muy mal panorama.
Por desgracia, el modelo de producción global no solo peligra en estos casos específicos. Ya Fortune advertía desde hace tiempo que las empresas debían de considerar una planeación más estratégica y cuidadosa de sus cadenas de suministro. KPMG, por su parte, acepta que las compañías necesitarán toda la ayuda posible para ajustar sus modelos a ese nuevo marco. Y el Foro Económico Mundial (WEF) teme que no será posible tener una rápida recuperación.