Imagine una ciudad donde tirar basura por la ventana del automóvil o dejarla en cualquier rincón de
la calle era parte del día a día. Así se vivía en México en los años 70 del siglo pasado, antes de que campañas como “Pon la basura en su lugar” nos enseñaran que un entorno limpio es responsabilidad de todos. Hoy, sin embargo, parece que hemos olvidado esas lecciones. Solo basta con salir un lunes por la mañana a cualquier espacio público para encontrar el rastro del fin de semana: plásticos, latas y desperdicios que convierten a la basura en parte del paisaje urbano.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), cada mexicano genera
aproximadamente 1.2 kilogramos de basura al día, lo que equivale a casi 440 kilogramos anuales por persona. En total, se producen más de 120 mil toneladas de residuos sólidos urbanos diariamente en el país. Una cifra que, por sí sola, debería encender las alarmas. El problema se agrava cuando la disposición inadecuada de estos residuos no solo afecta la estética urbana, sino que provoca taponamientos en el drenaje, inundaciones y hasta accidentes de tránsito.
En las décadas de los años 80 y 90, campañas como “Pon la basura en su lugar” lograron que una buenas parte de los ciudadanos asumieran su responsabilidad cívica. Las calles comenzaron a lucir más limpias y la idea de arrojar desperdicios desde el auto, que era algo muy común, pasó de ser aceptada a reprochable. Pero, ¿qué pasó después? Pareciera que el mensaje se diluyó con el tiempo y, en la actualidad, la basura ha vuelto a formar parte del paisaje cotidiano.
Solo baste recordar, antes, era común ver a las personas deshacerse de sus residuos en plena calle. Había quienes, desde el asiento del copiloto o desde los asientos traseros, arrojaban botellas o envolturas por la ventana del coche, generando riesgos no solo ambientales, sino también viales.
Muchos accidentes se originaron por objetos que obstruían el camino, o bien, distraían a los conductores. La basura en las calles dejaba en evidencia la falta de educación ambiental y cultura cívica.
Aquellas campañas no solo apostaron por el castigo o la regulación, sino que apelaban a algo más
profundo: la toma de conciencia, el orgullo y la corresponsabilidad ciudadana. El icónico lema “¡No seas cochino, pon la basura en su lugar!” se convirtió en un recordatorio constante de que cada acción individual impacta el bienestar colectivo.

Me viene a la mente un ejemplo, quien esto escribe tiene un viejo amigo de la universidad quien terminó casado con una chica noruega que vivía en México. Ellos tuvieron dos hijos y vienen a nuestro país cada verano a visitar familia y amigos. También, en ese periodo aprovechan para ir a descansar a alguna playa mexicana y tomar el sol, pero este colega me dice que le desespera ver tanta basura en la arena y siempre termina por tomar una bolsa de plástico y ponerse a recolectar la basura, incluso a regañadientes del personal del hotel donde esté hospedado…
Y es que, como dije antes, salir a cualquier parque, playa o plaza pública un lunes por la mañana, o incluso cualquier otro día, es encontrarse con el desastre que dejan los fines de semana. Bolsas de plástico, botellas y residuos orgánicos se acumulan en esquinas y áreas verdes, generando no solo contaminación y fauna nociva, como ratas y cucarachas, sino un entorno visual degradado. La basura se ha normalizado al punto de integrarse al paisaje urbano, algo que nunca debería ocurrir.
Desde mi perspectiva, las nuevas generaciones han crecido sin referentes claros sobre el impacto de su comportamiento ambiental. En un contexto donde el cambio climático y la gestión sostenible son temas globales (aun con la llegada de Donald Trump a la Presidencia en Estados Unidos), es urgente volver a lo básico. Reactivar campañas educativas que muevan la conciencia, como las que marcaron a generaciones pasadas, se ha vuelto una necesidad apremiante.
La solución no solo reside en leyes más estrictas, sino en la construcción de una cultura ambiental robusta. Necesitamos recordarle a la sociedad que la limpieza de nuestras ciudades comienza con la decisión personal de no contribuir al problema. Que la basura no desaparece “por arte de magia”, sino que se transforma en un desafío ambiental que afecta a todos.
Si revivimos el espíritu de “Pon la basura en su lugar”, podemos inspirar a una nueva generación a actuar con conciencia. Porque una ciudad limpia no es la que más se barre, sino la que menos se ensucia. Y ese cambio empieza por nosotros.
Además, hay que recordarlo, ahí vienen las lluvias y toda esa basura que muchos dejan en las calles termina por tapar las coladeras. Así que no nos quejemos el día que quedemos atrapados en medio
de una inundación.
No debemos normalizar la violencia sexual en el noviazgo

Siete de cada 10 mujeres jóvenes en México han experimentado violencia sexual o física durante el
noviazgo, una conducta alarmante, que se ha normalizado. Expertos en salud y organizaciones advierten sobre los riesgos, el impacto emocional y físico, y la urgencia de estrategias de prevención
y atención integral.
Mientras el “Día del Amor y la Amistad” celebra las relaciones afectivas, una realidad preocupante permanece oculta: la violencia sexual durante el noviazgo. En México, esta conducta se ha normalizado entre los jóvenes, generando riesgos de salud física, mental y reproductiva que requieren atención urgente.
La violencia sexual y física durante el noviazgo afecta gravemente a la juventud mexicana. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de 2021, siete de cada 10 mujeres de 15 años reportan haber sufrido violencia de este tipo, pero sólo el 13.6 % denuncia o busca ayuda.
Esta normalización del abuso pone en riesgo su salud emocional y física, además de propiciar embarazos no planeados y enfermedades de transmisión sexual.

Este tipo de violencia no discrimina: afecta a personas de cualquier edad, sexo, raza, religión, estatus socioeconómico u origen étnico. La violencia física incluye empujones, bofetadas, golpes y en casos extremos, mutilación genital y tortura. La violencia sexual, por su parte, abarca desde el acoso, la
violación y el incesto hasta prácticas sexuales humillantes o forzadas.
En este sentido, Telefem, organización sin fines de lucro, alza la voz sobre este problema, destacando que la aceptación de conductas abusivas durante el noviazgo puede tener consecuencias devastadoras, incluyendo embarazos no planificados. La ONG recomienda a quienes experimenten relaciones sexuales sin protección recurrir a la anticoncepción de emergencia y buscar apoyo de profesionales con información científica y segura.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las víctimas de violencia sexual requieren un apoyo integral que incluya pruebas de embarazo, anticoncepción de emergencia, atención ante enfermedades de transmisión sexual, apoyo psicológico y, en caso de ser necesario, acompañamiento durante un aborto.
Así, Telefem facilita el acceso a servicios médicos seguros mediante telemedicina. La organización conecta a usuarias con profesionales de la salud que utilizan medicamentos aprobados por la OMS, los cuales cuentan con una efectividad del 98 por ciento.
Los expertos en salud subrayan que la industria farmacéutica juega un papel crucial en la
disponibilidad de medicamentos seguros y eficaces para el manejo de emergencias reproductivas.
Por ello, es esencial garantizar el acceso a estos tratamientos y promover campañas de educación
sexual que fomenten relaciones sanas y libres de violencia.
En suma, la violencia sexual en el noviazgo no debe ser una realidad aceptada. Es fundamental impulsar un cambio cultural que promueva el respeto, la autonomía y la equidad en las relaciones
afectivas. La prevención, el acceso a información confiable y los servicios médicos especializados son claves para erradicar esta problemática y proteger la salud integral de las y los jóvenes en México.
Visita ‘Pantalla Pintada’, la exposición de Jorge Santana que redefine el arte contemporáneo Jorge Santana, artista multidisciplinario, presenta “Pantalla Pintada” en el Centro Cultural Bella
Época, una exposición que fusiona lo digital y lo material. Óleos texturizados, collages, mosaicos y obras multimedia invitan a repensar el arte y experimentar un recorrido multisensorial. Disponible
hasta principios de marzo de 2025.
“Pantalla Pintada”, la más reciente exposición de Jorge Santana, desafía a redescubrir la relación entre las imágenes digitales y la materia física. Una experiencia imperdible que podrá disfrutar en el Centro Cultural Bella Época hasta inicios de marzo de 2025.
El arte contemporáneo siempre ha sido un espacio para la experimentación, pero Jorge Santana lleva esta premisa a otro nivel con “Pantalla Pintada”. Esta innovadora exposición propone un diálogo fascinante entre lo digital y lo material, desdibujando las fronteras tradicionales del arte.
Santana combina óleos texturizados, collages, mosaicos y obras multimedia, generando una experiencia estética única.
Cada pieza de la muestra nos invita a repensar cómo interactuamos con las imágenes en un mundo saturado de pantallas. Santana nos recuerda que la materia todavía tiene el poder de asombrarnos.
Los óleos texturizados, por ejemplo, ofrecen una riqueza táctil que contrasta con la suavidad

inmaterial de lo digital, mientras que los collages y mosaicos brindan una perspectiva fragmentada pero cohesionada de la realidad visual.
“Pantalla Pintada” no es solo una exposición, es una invitación a sentir. A medida que uno recorre la sala, cada obra te sumerge en una experiencia multisensorial que conecta el asombro sensorial de la materia con la inmediatez de lo digital. En una era donde el arte se consume rápidamente en plataformas digitales, esta muestra propone una pausa para reflexionar y contemplar. Aproveche esta experiencia que combina estética, tecnología y reflexión.

El botiquín
● A pesar del nuevo modelo de compra consolidada de medicamentos, ideado desde el seno
del segundo piso de la transformación de la 4T, del IMSS Bienestar y del desahucio de la
Megafarmacia, lo cierto es que las protestas continúan en clínicas y hospitales del sector
salud, tanto por pacientes y familiares como por personal de salud de dichas dependencias.
El sistema está haciendo agua por todas partes y con menos presupuesto, ¿hacia dónde
vamos?