La forma de hacer campañas políticas cambió radicalmente en los últimos tiempos. De hecho, hoy es imposible pensar que un candidato pueda llevar adelante una estrategia electoral sin tener detrás un equipo digital que lo acompañe en su agenda diaria con el objetivo de alcanzar a un público nuevo a la vez que muestran su costado más descontracturado.
Si bien la territorialidad y los medios tradicionales siguen siendo ámbitos claves para la política, hace rato que ya no son los únicos. Los consumos, cada vez más digitalizados, ponen a los políticos frente a una audiencia que ya casi no tiene registro de los spots radiales ni televisivos o los carteles en la vía pública, lo que los obliga a acercarse a la ciudadanía de una manera distinta. Así es como TikTok se ha convertido en la plataforma estrella para llegar a ese electorado volátil, crítico y alejado de la política tradicional.
En un contexto donde las audiencias son cada vez más impacientes y se agotan cada vez más rápido debido a la saturación de contenido, no debe sorprender que la propuesta snack que caracteriza a TikTok se haya convertido en un recurso clave para la estrategia integral de una campaña política.
Pero si los políticos quieren hacer la diferencia en el uso de esta red, es necesario que entiendan que no se trata de un medio para emitir sus mensajes unidireccionalmente sino que deben aprovechar la potencialidad de la plataforma, de manera estratégica, para escuchar y generar conversación porque, justamente, el éxito en TikTok se consigue cuando se logra que los usuarios interactúen con los contenidos. Ese es el gran desafío al que se enfrentan los políticos: caminar por la delgada línea de las tendencias o morir en el intento bordeando el ridículo.
Elegir bien los temas, ser genuinos y no forzar la manera de contar o subirse a las tendencias son aspectos clave para que funcione una estrategia de comunicación política en TikTok. Y hay quienes han logrado adaptarse creativamente al formato que propone esta red, buscando una conexión emocional real con sus seguidores y eventuales votantes en una relación más horizontal donde, nuevamente, lo que tiene que funcionar es el contenido y la mejor campaña es la que hace la gente anónima.
Por eso es primordial entender el poderoso atractivo de lo natural y descontracturado que ofrece esta plataforma ya que, justamente, una de las características del cambio de paradigma en la comunicación política es que la dinámica entre redes, políticos y ciudadanos se da en tiempo real y requiere de una adaptación permanente.
No caben dudas de que TikTok llegó para quedarse y sus beneficios parecen claros: llegar al público menos politizado. Por eso si los políticos y sus equipos saben aprovechar su dinámica, tendrán a un aliado para acercarse a los modos de comunicar de los más jóvenes y así poder conectar con ese público que, en definitiva, es el futuro de cada país.