Hace poco tuve la oportunidad de asistir a una mesa redonda transmitida a través de la radio donde se tocaba el tema de la comunicación.
Uno de los aspectos de los que se habló fue el papel que ejercían las personas que aparecían en los medios y la responsabilidad que tienen al estar frente a cualquiera de ellos.
Algo que inquietaba a la presentadora, es que personajes que aparecen en los medios de comunicación no son comunicólogos de profesión, sino que son abogados, estilistas o ingenieros que, en su opinión, no tienen que ver con la comunicación, argumentando que no será común que veas a un arquitecto sacando una muela o a un diseñador gráfico operando de la vesícula. Inclusive proponía una campaña para buscar que los medios se dejen en manos exclusivas de comunicólogos (Persona que profesa la comunicología o tiene en ella especiales conocimientos) aunque todos, dentistas, veterinarios, chefs, e inclusive licenciados en comunicación, puedan ser comunicadores (Que comunica o sirve para comunicar. Que se considera capacitada para sintonizar fácilmente con las masas.)
Esa era su opinión, y tiene todo el derecho para reclamar desde su trinchera, el micrófono de una estación de radio.
También se comentó que los medios ya no son solamente los instrumentos para informar a la humanidad, ya que estos sirven también para que la sociedad, la gente “de a pie”, también dé sus puntos de vista y reclame frente a lo que consideran incorrecto.
Un ejemplo de esto es el ya tan manoseado tema de la campaña del GDF para promover la lactancia materna.
La campaña pro lactancia “No le des la espalda, dale pecho” de repente se convirtió en una bomba de imagen negativa para el Gobierno de Miguel Ángel Mancera y para su Secretario de Salud Armando Ahued.
Algunos integrantes de la sociedad que no estaban de acuerdo con la campaña levantaron su voz. Desde el Tweet de Camila Sodi hasta la queja presentada en la Comisión de Derechos Humanos del DF, presentada por el Grupo de Información en Reproducción Elegida.
La consideraron como una campaña sexista y machista y que llevaba un mensaje “culpabilizador”, juzgando a las mujeres que son madres y que no amamantan a sus bebés, convirtiéndolas en malas madres y malas mujeres.
Todas estas voces, pocas o muchas, a través de la red y replicadas en los medios masivos, lograron que el GDF retirara la campaña para no herir susceptibilidades y con el pretexto de que esta primera etapa de la campaña terminaba.
Y al otro lado del Atlántico también se están escuchando voces de reclamo reflejadas en las redes sociales y por consiguiente en los medios masivos.
La marca francesa de zapatos Louboutin (40 tiendas en el mundo, fabrica 850.000 pares de zapatos al año y entre sus clientas están Angelina Jolie, Beyoncé y Victoria Beckham) está provocando también a la sociedad con su nueva campaña.
En ella se muestran sus nuevas creaciones en miembros amputados y empaquetados como productos de lujo.
Según los críticos, actualmente existe una tendencia por utilizar imágenes de mujeres aparentemente muertas o maltratadas para anunciar ropa.
Como declara Kate Finnigan de The Telegraph, el zapatero ha ido demasiado lejos: “En cuanto lo abrí, pensé: puaj”, relata la periodista. “La objetificación de mujeres en calendarios siempre me ha hecho sentir incómoda, pero esto es otro nivel”.
De acuerdo a elespectador.com, La artista Yolanda Domínguez, cuyo trabajo denuncia la violencia de género en la publicidad, considera que en la fotografía de moda existe una voluntad de llamar la atención a toda costa, que se traduce en una propensión a la agresión visual: “La campaña de Louboutin es un ejemplo extremo de cosificación de la mujer. Hay una violencia implícita brutal. Es increíble que la industria de la moda, que trabaja con la mujer, la maltrate así. Las empresas tienen que entender que las estéticas no son inofensivas y el consumidor ha de aprender a asumir que no todo vale”.
Las voces de reclamo están por todas partes. Y probablemente no para todos sea tan grave el caso de la campaña pro lactancia o el de Louboutin. Ahí está lo interesante en la diversidad de opiniones.
Estos son sólo dos ejemplos, pero la tendencia a denunciar con la misma velocidad con la que se nos transmiten los mensajes a través de los medios es cada vez más común.
La gente está tomando en sus manos a los medios, seamos propietarios o no de los mismos. Hay muchas maneras de mostrar nuestra opinión a la mayoría de la gente. Qué bueno que lo podamos hacer y ojalá que siempre se haga de la manera más objetiva posible y sin afectar a terceros. Power to the people. (seas comunicador o comunicólogo….o no).