Esta semana, voy a regresar a analizar el tema de los podcasts y su masificación, lo cual me ha llevado a una reflexión profunda sobre los efectos que tienen sobre las audiencias y su evolución.
Invariablemente, tengo que volver a explicar que apegándose a la verdad y el real origen de los Podcast, nada que sea video puede ser llamado de esa forma. El podcast es, en sí, un archivo de audio. Técnicamente, debe ser un archivo de tipo mp3 o AAC que se les conoce como formato con pérdida de datos, y se les llama así porque al generarse para transmitirse (originalmente a un iPod) pierden calidad a diferencia de formatos sin compresión como los WAV, AIFF o PCM. Para no abrumarlos con lo técnico, basta decir que los Podcast nacieron para que fueran archivos de audio entregados por medio de un sindicador (RSS/XML) para que el dispositivo “jalara” la última versión del mismo.
En otras palabras, una especie de programa de radio atemporal, que pudiera ser consumido cuando el oyente guste. En el momento que así lo desee. Un podcast es un formato de audio digital que se distribuye a través de internet y que puede ser descargado y escuchado 24/7.
El gran problema de los podcast siempre fue la manera de monetizarlos y las principales plataformas de distribución como Spotify, Amazon Music, Apple Music y Google Podcast no es que hayan creado programas tan extensivos para premiar a los generadores de contenido en este sentido. El proceso ha sido más largo y lento de lo que se pensaba y mientras que los creadores monetizan “fácilmente” en la mayoría de otras plataformas especialmente YouTube, Instagram Y TikTok, producir un podcast no suele ser el gran negocio que todos piensan. Y menos si se trata de puro audio.
Por eso, ahora estamos viendo que Podcast lo empiezan a definir como un híbrido entre una producción televisiva y lo que se le ha conocido como Vlog, especialmente para entrevistas. Lo cual es una definición bastante conveniente, especialmente si quieres monetizar. Tenemos que ser honestos y entender las bases para luego explorar las posibilidades de negocio.
No podemos confundir el “formato podcast” y quererlo convertir en “género podcast”. Este empuje a que sea un género de contenido tiene que ver con uno de los reyes de los podcasts y que transformó todo: Joe Rogan. Con sus shows, empezó a cortar en piezas más pequeñas (clips) y con videos más cortos y relevantes, empezó a monetizar en otras plataformas de forma más rápida (e inteligente). Genio, por decir lo menos. Sin embargo, esto no es un género de comunicación.
Al final, tenemos que hablar de “géneros” y no de formatos. Y en cuanto a géneros, en los podcasts encontramos desde charlas, noticiero, crónicas, comentarios, diálogo, entrevista informativa, entrevista indagatoria, revista, mesa redonda, reportajes y novelas/dramatizaciones… Cualquier persona con un conocimiento mínimo de Ciencias de la Comunicación sabrá que básicamente estás haciendo referencia a los géneros radiofónicos. El podcast por definición no puede ser un género, es una forma de entrega y distribución actualmente, aunque en un principio se refería a un tipo de formato digital.
Y esto me lleva al siguiente punto: si bien existe mucho contenido de podcasts actualmente, tenemos que empezar a darnos cuenta que hay mucho contenido de alto valor que está siendo muy consumido. Lo cual nos lleva a pensar que hay segmentos de audiencia que están muy interesados en contenidos que aporten a su conocimiento o a mejorar sus vidas.
Es necesario destacar que se han convertido en una herramienta vital para el aprendizaje continuo. A diferencia de la televisión y la radio, que tienen horarios de programación limitados, los podcasts están disponibles en línea las 24 horas del día, los siete días de la semana. Esto significa que los oyentes pueden acceder a los programas en cualquier momento y lugar, lo que los hace ideales para el autoaprendizaje.
Además, los podcasts ofrecen una forma única de aprender de expertos en una variedad de campos. Muchos podcasts cuentan con invitados especializados en áreas como la ciencia, la tecnología, la política y la cultura. Los oyentes pueden obtener información de primera mano de personas que tienen experiencia en un tema específico.
Por otra parte, los podcasts también pueden ser útiles para la educación formal. Muchas universidades y escuelas utilizan podcasts para complementar las clases presenciales y ofrecer recursos adicionales a los estudiantes. Los profesores pueden crear sus propios podcasts para explicar temas complejos o para compartir información adicional con los estudiantes.
Otra forma en que los podcasts están acercando el conocimiento a la gente es a través de la divulgación científica. Muchos programas se centran en temas de ciencia y tecnología, y utilizan un lenguaje accesible para explicar conceptos complejos a un público general. Los programas de divulgación científica pueden ayudar a crear una mayor conciencia y comprensión de la ciencia, lo que a su vez puede llevar a una mayor inversión en investigación y avances científicos.
Los podcasts se están posicionado como un gran entretenedor, pero también como un punto de conocimiento, aprendizaje y alto valor para quienes los consumen, lo más curioso es que con ese nivel de engagement a las marcas solo se les ocurra irrumpir pidiendo menciones o solicitando la lectura de algún mensaje: ¿Dónde están los giveaways?
¿Promociones cruzadas? ¿Quizás un Naming? ¿Presented by? ¿Patrocinio? y eso es lo que me viene de bote pronto. Hay un mundo por explorar, pero para hacerlo bien, hay que entender las bases, la evolución y poder acercarnos de una forma más transparente y lograr conectar con las audiencias.