En diferentes países han comenzado a regir leyes que buscan ordenar la situación laboral de las personas que trabajan para las empresas de delivery.

La presencia de estas plataformas creció exponencialmente en los últimos años, pero las reglamentaciones no lo hicieron a la misma velocidad.

Así, hay numerosas quejas en todas las grandes ciudades vinculadas al trabajo precario y mal pago y a condiciones laborales poco claras.

España es uno de los países que más ha debatido un cambio en estas condiciones a través de lo que se denomina la “ley de riders”.

Allí, plataformas como Uber Eats, Glovo y Deliveroo, las más extendidas en ese país, negocian contra reloj cambios en su estructura con la idea de adaptarse a la ley que fue aprobada este mes.

La norma cambia aspectos laborales para los delivery que trabajan para estas empresas.

Por ejemplo, ahora sólo pueden tenerlos a prueba por tres meses. Después de ese periodo, deben ser efectivizados como parte de los trabajadores con salario formal y todas las ventajas que ofrecen las leyes laborales.

Para las compañías es un problema, porque cambiará el modelo de negocio del sector desde su núcleo, que se basa precisamente en la tercerización de los repartidores.

En España, el negocio mueve más de 750 millones de euros por año.

Delivery y tercerización

¿Cuál es la estrategia de las empresas? La tercerización.

Así es, la idea es que las plataformas tercericen en otras compañías más pequeñas (llamadas ETT, empresas de trabajo temporal) el contrato entre los repartidores y las compañías.

Así, las app como Uber Eats o Rappi, se evitarán mantener el vínculo directo.

En rigor, las ETT ya existen y prestan tareas para las app a partir de la provisión de “riders”, pero lo hacen sólo en los momentos en que la demanda satura a las aplicaciones. Sólo pueden trabajar en los picos de pedidos.

La intención, al parecer, es que ahora puedan hacerlo de manera permanente.

La subcontratación parece que será el modelo que que usarán en España y que, si funcionara, podría extenderse a otros países.

Por ahora, nada está claro, Las plataformas de delivery se quejan porque dicen que obligarlas a contratar formalmente a todos los repetidores sería terminar con el negocio.

Desde el lado de los sindicatos argumentan las condiciones laborales de los repartidores: sin salarios mínimos y con alta precarización.

Intentos sin éxito

En 2020, en el Ministerio de Trabajo de Argentina se impulsó una ley para regular el empleo de las aplicaciones de entrega de alimentos, pero hasta ahora nunca fue tratada en el Congreso.

El proyecto impulsa el derecho a indemnización, vacaciones pagas, aguinaldos y un seguro de riesgo y otro médico.

La ley impactaría en el negocio de empresas como Pedidos Ya, Rappi y Uber Eats, entre varias otras. Glovo se fue de Argentina el año pasado.

Modelo de negocio

Por ahora, estas aplicaciones no están logrando grandes ganancias en todo el mundo, y eso tensiona la relación de las firmas con los trabajadores, pero también con los inversores.

Los servicios de delivery deben demostrar que realmente pueden ganar dinero, un requisito nuevo para la industria que, durante años, ha vivido de la inyección de fondos de los inversores más arriesgados.

Grubhub, DoorDash y Postmates, por ejemplo, se han expandido gracias a la comodidad que encontró la gente en que se les entregarán alimentos en su hogar por tarifas relativamente bajas.

La complicación es que en la medida que esas empresas han crecido, los fondos de riesgo que invirtieron millones ahora se preguntan cuándo podrán empezar a obtener ganancias. Al fin y al cabo, para eso invirtieron.

El modelo del delivery está en tensión y los próximos años serán clave.