El plástico es un elemento clave en el mercado, ya que a través de este material se ha construido una industria, además de que en mercadotecnia, se ha definido no sólo en la cultura de consumo, también en el uso en estrategias como las que tienen que ver con packaging.

La producción global del plástico, según PlasticsEurope y Consultic llegó a los 311 millones de toneladas métricas en 2014, una tendencia que ha crecido desde 1950, año en que la cifra apenas sumaba 1.5 millones de toneladas.

El papel que el plástico juega en el proceso de consumo no sólo es en la forma en que los productos son comercializados, también a través de esta cultura en la que se busca hacer que los productos hechos con este material impacten de la menor forma.

Un ejemplo de esto es la reciente campaña lanzada por Tide, donde asegura que tanto los procesos para elaborar los envases de su detergente como el material utilizado tienen el menor impacto al ambiente, pues se cuida desde el proceso de generación de su packaging hasta los recursos que se usan para la elaboración de los envases.

Como elemento que determina la cultura de consumo también se ha apostado con campañas en la generación de cultura de reciclaje, esto desde la propia industria publicitaria, tal como ocurrió con Ad Council, organización que lanzó la campaña “A Bottle Can Dream”, estrategia patrocinada por Keep America Beautiful, con la que se buscó motivar al consumidor al reciclaje de envases que generalmente no se utilizan cuando se piensa en este proceso.

A partir del plástico no sólo se ha construido una industria con sólidas marcas que han basado su éxito en la producción de envases con este material, se ha abierto la oportunidad de pensar en desarrollos en nuevos materiales que buscan ser una alternativa para el uso del plástico.

Ejemplo de ello ocurrió con la cervecera SaltWater Brewery que decidió sustituir los anillos de plástico que sirven para empacar los six de cerveza por otros de material que se convierte en alimento para peces cuando terminan en el mar, como una alternativa para evitar el daño cuando el material de plástico llega a ser desechado en el océano.