El escenario político, económico y social. Hay un cambio importante de paradigmas, que hay que identificar, esto en materia de administración gubernamental que sin duda alguna impactara a la sociedad en su conjunto.
Uno de tantos retos será el de reclutar, seleccionar, contratar o transformar a nuestros Stakeholders, directivos, proveedores, clientes, colaboradores internos o externos en esta etapa de vicisitud en los sectores público, privado y de la sociedad civil, ya sea para emplearse o para ofrecer sus productos y servicios.
Esta escena de modificación de paradigmas se ha dado en anteriores cambios de sexenios gubernamentales, en los cuales, la sociedad en su conjunto ha requerido realizar importantes ajustes; los cambios de modelo más radicales los presentamos en esta forma:
• De Gustavo Diaz Ordaz (1964-1970) Con un modelo del “desarrollo estabilizador” el PIB nacional se mantuvo en un crecimiento de entre el 6 y el 8%, y la inflación se sostuvo en niveles bajos en un 2.7%; Pese a dicho crecimiento económico, la desigualdad de ingreso entre las clases sociales del país y los entornos urbano y rural, así como los niveles de desempleo, no se contuvieron.
• Luis Echeverria Alvarez (1970-1976) Se desbordó con un modelo de estatización de la economía; aunado a la crisis internacional provocada por la escasez de petróleo, aumentó de forma considerable el gasto público, emitiendo papel moneda sin valor y contratando deuda. Durante su mandato se dio la primera crisis económica desde el inicio del llamado “Milagro Mexicano”. Además, se lanzó a la compra de empresas al borde de la quiebra para sostener los empleos, pero a costa de ineficiencias y corrupción. Durante su gobierno se abandonó el tipo de cambio fijo que existía desde 1954, de $ 12.50 por dólar, al final de su sexenio llegó a los 25 por dólar. La deuda externa aumentó de los manejables 6,000 millones de dólares que había heredado Díaz Ordaz a más de 20,000 millones.
• José Lopez Portillo (1976-1982) En materia económica su administración se caracterizó, sobre todo después de la primera mitad, por tomar decisiones arbitrarias y financieramente ineptas que detonaron la crisis más severa en la historia de México desde la época revolucionaria, no solo repitiendo, sino aumentando los errores del periodo echeverrista. Nacionalizó la banca y devaluó abruptamente el peso.
• Miguel de La Madrid Hurtado (1982-1988) hasta Enrique Peña Nieto (26 años), pasando por Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), Ernesto Zedillo (1994-2000), Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012), aterrizando con el propio Peña Nieto, puede decirse que fortalecieron las bases, principios y acciones del modelo neoliberal, lamentablemente acompañado de gran inseguridad, enorme corrupción y niveles de impunidad jamás vistos, colocando a México como uno de los países más corruptos del mundo.
Significado de la 4ª Transformación
Y ahora con Andrés Manel Lopez Obrador hay un claro escenario de cambio, o como él lo expresa: es la “4ª Transformación”, refiriéndose al modelo económico, político y social, en el que prevalecerá la presencia del gobierno en las actividades más importantes del país, incluso, se prevé, por expertos en política, un probable proceso de nacionalización de algunos sectores y reforzamiento de la participación del gobierno, que ya lo estamos viendo (Guarderías Infantiles, Mujeres Violentadas, etc.) en actividades en las que gobiernos anteriores le cedieron espacio a la sociedad civil, a través de organismos autónomos y de los propios de la sociedad civil.
En concreto el escenario es de una alta participación del gobierno, con un objetivo de priorizar a las clases más desprotegidas, retomar la participación del gobierno en sectores estratégicos, combatir la corrupción, contar con un gobierno austero, e impulsar el mercado interno sobre el externo.
México ha vivido fuertes transformaciones, no obstante, el país sigue en pie, y con un potencial inmenso, depositado en su recursos y en su población.
Somos testigos, en estos primero 100 días del actual gobierno, que va decidido a todo y no se detendrá en sus objetivos; sus acciones están respaldadas por una alta legitimidad, que no tiene discusión en un escenario democrático.
Y qué hacer ante el cambio de escenario
Nos encontramos como personas y como empresas en una etapa de identificación de las acciones que más convienen para seguir adelante, son dos transformaciones completamente contrapuestas las que debemos contemplar y en ellas navegar:
• La Transformación del mundo orientada hacia la Globalización, Modernización y Transformación Digital; un mundo que llevamos viviendo desde finales de los 80´s del siglo XX.
• La 4ª Transformación del Gobierno Federal, orientada al mercado interno, a disminuir todo aquel gasto que no esté orientado a la población de manera directa, y a un supuesto desprecio a la tecnología y en especial a la digitalización. Un modelo vetusto de país de los años 50’, 60’s del siglo pasado.
Son dos modelos contrapuestos
Con múltiples variables, que nos obligan a repensar la forma en cómo las organizaciones de los sectores público, privado y un sector social, que, si existe, pueden sumarse y sobrevivir.
El proceso de transformación digital y de la manera de gobernar nos obliga a requerir un perfil diferente de los colaboradores (ya sea buscándolos o capacitando a los actuales).
Un perfil definido desde la exigencia de la austeridad, transparencia, cero corrupción, el reto estará en combinarlo con la búsqueda de soluciones con un criterio de eficiencia, eficacia y calidad.
No bastará que los colaboradores sepan cómo resolver un problema, se exigirá que entiendan a la perfección al sector que atienden, si se trata del gubernamental ir de la mano con los nuevos paradigmas.
En contrapunto, muchos organismos al no actualizarse o no entender esta transformación, dejarán de cubrir las expectativas de sus clientes o de la población.
Uno de estos retos, y de lo más importantes, es como y que tipos de perfiles de personas seleccionar y que constituirán elemento clave para que operen con éxito en estas confrontadas transformaciones.
Hoy se exige que replantemos las variables con la que hemos operado, estando seriamente obligados a conocer a fondo el contexto en el que se movilizará el país, el cual ya “tamborilea en el horizonte”, y de esta manera establecer nuevas estrategias y tácticas que a su vez generarán un perfil diferente de organizaciones, así como de colaboradores internos y externos; esta pudiera ser una de las formas de sobrevivir a esta transformación; una más en la historia de México.