Buenos Aires, Argentina.- Adrián Pierini, diseñador de packaging argentino, director general creativo de Pierini Partners, expuso como su especialidad revoluciona frente a los eventos deportivos y cuales de los recursos gráficos son los más utilizados por las marcas en la búsqueda de fidelidad.
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Es bien sabido por todos que las marcas aprovechan los eventos populares como medio para llegar a la gente, sin embargo, pocos resultan tan lucrativos como el mundial de futbol, por lo que estar fuera de semejante evento es como no existir, por ello, resulta de suma importancia para las compañías, no sólo crer un producto temático sino, dotarlos de mensajes subyacentes que exalten la búsqueda de empatía emocional.
En ocasiones se ha definido al packaging como la piel de un producto y durante los mundiales de fútbol, la piel, la mente y hasta el alma del consumidor se tiñe de nacionalismo extremo, por ello, las empresas utilizarán, entonces, el diseño como un medio de estimular aún más esos sentidos y establecer un vínculo afectivo capaz de quebrar preferencias y hábitos de consumo. La fidelidad, en épocas tan convulsionadas como las que se viven en un mundial, tambalea y los pactos no escritos entre fabricantes y usuarios pueden llegar a ser alterados si aquel producto, a quién le he depositado mi confianza, no es capaz de entender su amor por la camiseta.
Bajo esta circunstancia, la lucha entre marcas se vuelve más intensa, por lo que el packaging expone las más variadas estrategias con el objetivo de reafirmar el liderazgo marcario, es decir, usar los colores del país en el cual se comercializa, generar acciones promocionales que tengan al futbol como protagonista, o establecer un vínculo con el target que trascienda lo meramente funcional a través de formatos innovadores.
La llegada de la globalización ha logrado generar tanto adeptos, como detractores, es innegable que el mundial de futbol por su internacionalidad no da lugar a esos debates. Es más, pareciera que el mundial se hubiese creado especialmente para ella. El nacionalismo, la sed de gloria y la valoración de la destreza física no reconoce fronteras, y por lo tanto los packagings, aún dentro de la filosofía global, son codiciados por todos y se transforman en una síntesis ideal de todos los atributos positivos que emana del evento.
Las ediciones especiales se preparan para la gran fiesta y llevan sobre sí todos aquellos recursos que logren construir en el consumidor el imaginario futbolero: logotipos dinámicos que hablan de alegría y acción, colores intensos que emulan la variedad cromática de las camisetas de los equipos participantes, texturas tecnológicas que se vinculan tanto con la indumentaria deportiva de vanguardia como con los tableros de marcación, e imágenes representando situaciones literales de juego que llevan a vivir anticipadamente la esperanza de triunfo.
Lo maravilloso de este evento no radica solamente en la posibilidad que posee un país de coronarse superior a los demás. Lo realmente positivo es la unión emocional de sus participantes. Sin duda alguna, la oportunidad de consumo se potencia y las empresas toman muy en serio este contexto, pero prefiero entender las acciones de marketing como una manifestación lógica de una realidad positiva en donde todos nosotros, empresas y diferentes públicos, aunque sea por un breve lapso de tiempo, damos rienda suelta a nuestra alegría. El mundial nos ha brindado a los diseñadores una excelente oportunidad para vestir de fiesta nuestro entorno a través del packaging y, a su vez, le ofrece la oportunidad al consumidor de beneficiarse con un sin fin de propuestas creativas. Entonces… ¿por qué no disfrutarlo juntos?
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