Las respuestas son diversas y tan probables unas como las otras. Lo cierto es que estos movimientos invitan a hacer una reflexión profunda sobre lo que está pasando en el terreno publicitario y los impactos que las posturas tomadas por Procter & Gamble así como Unilever podrían tener en el entorno general.
A mediados de 2015, Marc S. Pritchard, Chief Brand Officer de Procter & Gamble, afirmaba en una entrevista para Merca2.0 que “estamos en una época dorada para la publicidad. La tecnología digital se volvió parte del negocio publicitario”. Se decía impresionado por “lo que las marcas hacen en Facebook, aprovechan sus posibilidades para mostrar contenido de forma cinematográfica” al tiempo que detallaba que “mientras algunas compañías ven a las agencias como proveedores, en P&G los vemos como partners. Las agencias comprenden profundamente lo que son nuestras marcas y quiénes son los consumidores y qué necesitan”.
No obstante, a inicios de este año el discurso cambio de manera radical. Desde Ad Age informaban durante el encuentro anual de liderazgo de la IAB que el directivo lazó inquietantes señalamientos contra la publicidad digital en los que la visibilidad efectiva y el fraude fueron temas centrales. De esta manera exigió cambios profundos en la forma en la que operan compañías como Facebook y Google, además de hacer referencia a las confusas prácticas de facturación de agencias publicitarias.