Sin lugar a dudas, la salud global enfrenta retos cada vez más complejos, desde el acceso equitativo a tratamientos hasta la necesidad de responder rápidamente a crisis sanitarias. En este contexto, Pfizer no solo se ha consolidado como un líder indiscutible en la industria farmacéutica, sino también como un aliado estratégico en la construcción de sistemas de salud más fuertes e inclusivos.
Tan solo hace unos días, la biofarmacéutica presentó en México su visión estratégica hacia 2030, reafirmando su compromiso de atender a 18 millones de personas en el país y revolucionar la forma en que se aborda la atención médica.
Es importante destacar que uno de los puntos centrales de la estrategia de Pfizer es su robusto pipeline de investigación clínica. Tecnologías disruptivas como el ARN mensajero (ARNm), que demostró su efectividad en el desarrollo de vacunas contra la Covid-19, continúan marcando un antes y un después en la salud global.
En este marco, la maquinaria de innovación que es Pfizer no solo permite combatir con rapidez nuevas cepas virales, sino que también abre la puerta a terapias personalizadas para diversas enfermedades, desde cáncer hasta patologías raras.
Como explicó la doctora Yéssika Moreno, directora de Asuntos Médicos de Pfizer: “La investigación clínica nos permite desarrollar tratamientos innovadores y mejorar el acceso a opciones terapéuticas de alta calidad, con un impacto significativo en la vida de millones de personas”.
Los avances en investigación de esta biofarmacéutica se complementan con alianzas estratégicas y un enfoque en la inclusión. Por ello, Pfizer trabaja estrechamente con las autoridades de salud mexicanas para garantizar la distribución equitativa de medicamentos en zonas vulnerables. Esto se traduce en una visión clara: construir un sistema de salud más eficiente, accesible y centrado en las necesidades reales de la población.
De esta manera, Pfizer estima un crecimiento de doble dígito para 2025, un reflejo de su capacidad para adaptarse a las demandas cambiantes del mercado. Además de sus tratamientos tradicionales, la compañía tiene previsto lanzar nuevos medicamentos y terapias innovadoras este año, consolidándose como un referente de agilidad y liderazgo en la industria. Estas iniciativas también buscan responder al llamado de mejorar la equidad en salud, garantizando que ningún paciente quede atrás.
Durante el evento, el presidente y director general de Pfizer México, Juan Luis Morell, destacó:
“Nuestra misión es garantizar que ningún paciente quede atrás. La equidad y el acceso son pilares fundamentales de nuestro camino hacia 2030”.
Más allá de los tratamientos, Pfizer ha hecho un llamado a fomentar la colaboración entre los sectores público y privado para enfrentar los retos sanitarios. Desde la promoción de la prevención hasta el combate contra la desinformación, la biofarmacéutica entiende que el futuro de la salud es un esfuerzo colectivo.
El directivo destacó: “Mediante alianzas estratégicas y compras consolidadas, la compañía trabaja para mejorar la distribución de tratamientos en zonas vulnerables, contribuyendo a un sistema de salud más accesible. Nuestra misión es garantizar que ningún paciente quede atrás. La equidad y el acceso son pilares fundamentales de nuestro camino hacia 2030, y, al trabajar con el gobierno y otros actores clave, estamos logrando un impacto real y sostenible en la vida de millones de mexicanos”.
En suma, Pfizer no solo innova en el laboratorio, también construye puentes que conectan ciencia, políticas públicas y compromiso social. En un mundo donde los retos de salud evolucionan rápidamente, la compañía pretende demostrar que la clave está en transformar la innovación en impacto real para millones de personas. Hacia 2030, esta farmacéutica no solo busca curar, sino también transformar la salud global. Al tiempo.
El botiquín
● “Llegando, llegando y con mazo dando”, así ha sido el inicio del gobierno de Donald Trump en nuestro país vecino del norte. La decisión de Estados Unidos de retirarse de la Organización Mundial de la Salud (OMS) representa un golpe significativo para la cooperación sanitaria global. Al aportar el 20 % del presupuesto de la organización, la salida de EE.UU. dejará un vacío financiero que limitará la capacidad de la OMS para responder a emergencias y apoyar a las regiones más vulnerables. Además, esta decisión debilita la gobernanza internacional de la salud, abriendo espacio para que países como China incrementen su influencia en la organización, en detrimento de un liderazgo más equilibrado.
● Por supuesto, a nivel interno, la Unión Americana corre el riesgo de aislarse en el intercambio de información crucial sobre brotes emergentes, aumentando su vulnerabilidad ante futuras amenazas sanitarias. La medida, calificada como “catastrófica” por expertos en salud global, pone en peligro tanto los avances en la lucha contra pandemias como la capacidad de respuesta ante crisis futuras. En un mundo cada vez más interconectado, esta decisión refleja un preocupante retroceso en los esfuerzos de colaboración internacional necesarios para garantizar la salud global
