Por: Manuel Mandujano
Nos reímos cuando leímos en algún lado que un chino patentaría el nopal. No pudimos documentar ese caso; pero, cierto o no, resulta que sí lo puede hacer.
Si se trata de un nopal transgénico o genéticamente modificado lo puede proteger como patente si cumple con los requisitos de patentabilidad. O bien, si se trata de una variedad producida en China o en México, lo puede proteger jurídicamente como “Registro de obtentor de variedad vegetal”. Fuera de esas dos opciones, no es posible patentar.
Sólo para terminar con el caso, digamos que “los vegetales pueden reproducirse y modificarse”, y que “un obtentor, al manipular de forma natural los elementos reproductivos o el material de propagación, puede obtener una variedad vegetal, la cual para ser protegida, debe cumplir con la condición de ser: nueva, distinta, estable y homogénea”, señala Clarke Modet & Co., consultora española en materia de propiedad industrial e intelectual, con operaciones en México desde 1968.
Pero ese prolegómeno lo hacemos por la referencia a China, el país considerado el primer productor mundial de artículos de marcas falsificadas, y por la advertencia que al respecto, acaba de hacer la misma Clarke Modet & Co.: “las empresas de todo el mundo deberían realizar los registros de sus marcas en caracteres chinos”. Alejandro Klecker, director general de dicha consultora, señala en un comunicado fechado en marzo 30 de 2008, que cualquier organización que produzca, venda o distribuya en China, o que crea “que en ese país le pueden imitar sus productos”, debe poner atención en esa medida, ya que la proliferación de los fraudes es muy intensa en el país asiático.
“No debe sorprendernos el registro de las marcas en caracteres chinos; es necesario hacerlo porque es muy común que se lancen en ese país marcas con nombres empleados en otras partes del mundo, traducidos o imitados, con la adición de una imagen corporativa similar. Esto puede afectar a empresas de cualquier magnitud, desde una cadena hotelera hasta una firma de calzado”, recalca Klecker.
Valor de la marca
Cuando las empresas trasladan su producción, deben registrar los diseños, patentes y modelos industriales, porque si únicamente se hace en su país de origen, perderán el poder legal para defenderse de prácticas que apenas desde 2006 son consideradas delito en China. A su vez, Gloria Isla, directora de la consultora en México, detalla que “para proteger los bienes intangibles de las empresas, es necesario seguir una estrategia integral en el ámbito internacional sobre su protección, registro y licenciamiento”, y recomienda adoptar el registro en caracteres de oriente siempre que se traslade producción a un país del sudeste asiático, no sólo a China. “Las marcas, como signos visibles que distinguen productos o servicios de otros de su misma especie o clase en el mercado, son parte importante del capital de una empresa, pues son ellas las que atraen a los clientes y obtienen sus fidelidad”, finaliza Isla.
El caso Pons Quintana
Para ejemplificar la necesidad del consejo de Clarke Modet & Co., recordamos que el 31 de marzo de 2008, la prensa española difundió el caso de la empresa Pons Quintana, fabricante de zapatos de precio medio-alto, que cuando intento registrar su marca en China, se encontró con que otra persona había solicitado la patente con el mismo nombre. “Los chinos son muy listos y lo de copiar identidades está a la orden del día; es muy triste que la tuya pueda ser registrada por cualquiera”, comenta Magda Pons-Quintana, una de las propietarias.
Por suerte para la española, el trámite es tardado y la persona que se adelantó no lo ha conseguido después de más de un año. La contraparte es que la zapatera no puede vender en China porque sigue la disputa para proteger su firma.
Laxitud que se revierte
Pero se puede pensar con justa razón, que los registros de marcas en caracteres chinos son sólo una medida de contención, porque ni los mismos sinoparlantes se escapan de la usurpación de derechos, a pesar del registro en lengua china. El pirateo de películas chinas golpea ya a la industria cinematográfica, a la vez que las autoridades tratan de proteger la marca oficial de los Juegos Olímpicos de 2008, puesto que les perjudica la copia ilegal: Europa busca colaboración China contra la industria pirata.
La laxitud para aplicar la ley de propiedad industrial se revierte al mismo gobierno y a los empresarios de Beijing. Ambos tienen ahí una prueba de su propio chocolate. Debe recordarse que las autoridades chinas se comprometieron a combatir la piratería desde 2001 y anunciaron severos castigos para quienes violasen los derechos de propiedad intelectual a partir de 2006. De ambas cosas deben dar muestras claras, todavía.
China, el país en donde hasta la Virgen de Guadalupe se puede registrar como propiedad particular, conoce el valor de las marcas. Es, justamente por eso, el segundo de los países en desarrollo que presentaron más solicitudes de patentes (3 mil 910) en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, OMPI, durante 2006, después de Corea del Sur (5 mil 940), pero antes de India (627)… y de México (150). Ese año la OMPI recibió 145 mil 300 solicitudes. China representó el 2.7 por ciento.
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