Mucho se ha escrito acerca de la pasión. Ese combustible que mueve todo a su paso, pero que como puede detonar el crecimiento de un proyecto exitoso, puede tambiĆ©n acelerar el trayecto rumbo al precipicio. De la misma forma, es la pasión la que en ocasiones suele nublar nuestros sentidos, lo que nos hace cometer errores altamente costosos.Ā
En estos dĆas se lleva a cabo el evento ciclista mĆ”s relevante del planeta: La Tour de Francia. Los aficionados y espectadores del ciclismo, a diferencia de lo que sucede en muchos otros deportes, lo disfrutamos de manera diferente.Ā
El desarrollo de una etapa como las que se estĆ”n llevando a cabo hoy en dĆa, caracterizadas por decenas de kilómetros y 184 ciclistas, se aprecia muchĆsimo mejor por televisión, que al pie de la carretera. Por televisión podemos observar y registrar aspectos de toda Ćndole, como lo son la velocidad, los tiempos, la ubicación de los competidores, la altimetrĆa y los kilómetros por recorrer. El detalle incrementa su calidad, pero la pasión disminuye su intensidad.
Al presenciar un evento ciclista en vivo, los espectadores solemos apostarnos al pie de la carretera y esperar por varios minutos e incluso horas, el paso del pelotón (grupo de ciclistas) por el punto en el que nos encontramos, para observar literalmente por unos segundos. El detalle disminuye su calidad, pero la pasión se incrementa.
A quĆ© voy con todo esto; en algunas ocasiones el comportamiento de los espectadores que gozan del evento al pie del camino no es el mĆ”s adecuado por desconocimiento o exceso de emoción. En ocasiones, no se entiende lo difĆcil que ha sido para los ciclistas siquiera posarse en la lĆnea de salida y lo complejo que resulta mantener un desempeƱo competitivo durante el evento en cuestión. Si se tuviera esa consciencia, los espectadores regularĆamos de forma importante nuestro actuar.
El mejor ejemplo de lo que describo quedó de manifiesto durante la primera etapa del actual Tour de Francia, donde una mujer que agitaba una pancarta, golpeó a uno de los ciclistas provocando la caĆda de decenas de competidores. La mujer no buscaba provocar lo que provocó, solamente fue vĆctima de sus emociones, ocasionando un accidente que pudo haber sido mucho peor y que hoy la tiene inmersa en un problema legal importante.
Las medidas de protección a los competidores podrĆan mejorar para evitar que sucesos como el ocurrido en el primer dĆa de pedaleo en Francia se repitan; sin embargo, siempre serĆ” mĆ”s eficiente que logremos identificar y moderar nuestra pasión, partiendo del entendimiento de lo mucho que se encuentra en juego durante la competencia y las consecuencias que nuestros actos podrĆan generar.