La compra de Monsanto por parte de Bayer es una operación gigantesca y compleja. Luego de ofertas y contraofertas y tras más de 12 meses de negociaciones, finalmente fue confirmada oficialmente en septiembre de 2016, antes de la apertura de una de las jornadas de Wall Street.
Un año después, todavía no puede concretarse porque hay cientos de temas a tratar por el volumen del negocio y la cantidad de países y regulaciones involucradas. Basta decir que se trata de una operación que, en total, comprende unos US$ 66 mil millones y porque se creará el mayor jugador mundial del negocio de semillas y agroquímicos.
En ese marco hay que analizar lo sucedido este viernes, cuando se conoció que el grupo farmacéutico y químico alemán Bayer va a vender a su rival (también alemán) Basf parte de su negocio de fitosanitarios por US$ 7.000 millones de dólares para poder cumplir los requisitos reguladores y adquirir el productor estadounidense de transgénicos Monsanto.
La transacción incluye la propiedad intelectual, las instalaciones y el traspaso de más de 1.800 trabajadores.
El acuerdo ya está sellado, pero Basf tomará el control de estos activos de Bayer cuando ésta adquiera finalmente a Monsanto, una operación que se espera pueda quedar finalmente cerrada a principios de 2018.
“Entendemos las preocupaciones reguladoras y por esto hacemos lo necesario con el objetivo de facilitar el cierre de la transacción con Monsanto”, dijo el presidente de Bayer, Werner Baumann.
BASF to Buy Bayer Units for $7 Billion https://t.co/VmsIVB2sFy #USA #US #USBiz
— #USBiz ?? (@USA_Biz) 13 de octubre de 2017
Por el acuerdo, Basf compra las semillas de Bayer para cultivos clave como el algodón y la soya, además de la marca de herbicidas Liberty.
“Tras haber visto cómo ChemChina adquiría Syngenta, y al no haber intervenido en las negociaciones sobre el negocio de Monsanto y DuPont, Basf corría el riesgo de ser la única compañía de productos agrícolas que no podía ofrecer a los agricultores la gama completa: protección y semillas… a menos que comprara activos de Bayer”, analizan en Bloomberg.
La industria global de agroquímicos avanza hacia un escenario de sólo tres gigantes. Dow-DuPont por un lado, Bayer con Monsanto y ChemChina con Syngenta. Por fuera, poco y nada.