Nadie discute los beneficios que la práctica deportiva brinda a las personas y a las comunidades; el deporte mejora desde la salud del individuo, hasta las finanzas públicas, pasando por el fortalecimiento de las relaciones sociales.
Para practicar deporte se requiere algo de voluntad y ciertas oportunidades. La voluntad será ese deseo propio de movernos detonado por distintos estímulos a los que estamos expuestos, como pudiera ser la recomendación de un especialista, el gozar de la satisfacción de hacerlo, o el ejemplo de un deportista profesional al que quisiéramos emular. La oportunidad tendrá que ver probablemente con cierta disponibilidad de tiempo y recursos para lograrlo, como pudieran ser instalaciones, ropa o calzado.
México no es precisamente un país de deportistas, al contrario, somos campeones en obesidad como una resultado de una serie de hábitos entre los cuales no se encuentra la práctica deportiva.
¿Por qué? Por muchas cosas, entre ellas, la incapacidad de algunas instituciones para lograr consolidar un sistema que genere ciertas acciones para que los ciudadanos practiquen deporte.
Para muestra… un boleto de avión. Nuestra Selección Mexicana Femenil de Futbol Americano (sí, con mayúsculas, porque agrupa a las mejores mujeres de nuestro país en su disciplina), tenía una cita en la agenda para asistir a la Copa Mundial a disputarse en Finlandia, que no pudo atender puntualmente porque no se compraron los boletos de avión en tiempo y forma. ¡Sí, los boletos de avión!
Un funcionario de la Federación Mexicana de la especialidad ha salido a medios a brindar una serie de “explicaciones claudicantes” (Gómez Leyva Ciro, 2022) en las que narra ciertos esfuerzos tardíos e inservibles que encarnan justamente lo que dentro del campo y fuera de él nunca se debe hacer. En el deporte como en el servicio público se trata de que las cosas sucedan y lo que valen son los resultados, y en este caso, nada ha sucedido y el resultado ha sido un caos.
El hecho retrata fielmente el porqué nos cuesta tanto trabajo la práctica deportiva. Si quien está llamado a jugar un mundial llega días tarde por la mediocridad de quienes deberían brindar mínimas oportunidades, qué pueden esperar los demás. ¿Qué motivación reciben categorías inferiores? Qué gran ejemplo sería para nuestros niños -ávidos y necesitados de ellos- el ver triunfar a una Selección Mexicana y con ello animarse a intentar.
Nos falta mucho por entender y por hacer.