El sector automotriz la crisis sanitaria representó un duro golpe. Con cientos de fábricas paradas alrededor del mundo, fronteras cerradas y consumidores sin disponibilidad de comprar un auto, las pérdidas para la industria son especialmente elevadas.
Con esto en mente, y considerando que en México comienzan a retomarse las actividades relacionadas con la industria, resulta de especial valor entender de manera puntual las nuevas demandas de este mercado.
Lo perdido
Para entender el tamaño del desafío, es importante mencionar que, tal y como lo indicaron de manera conjunta la AMIA, AMDA, INA y ANPACT, tan solo durante mayo pasado, se estimaba que dentro de la industria automotriz mexicana la producción de vehículos en México cayó 93.7 por ciento; la exportación disminuyó 95.1 por ciento, en tanto que el mercado interno hilo 36 meses a la baja con una disminución de 59 por ciento.
Cuando menos en el mediano plazo, este escenario de bajas y perdidas parece que sería la constante en el mercado mexicano.
De manera puntual desde la AMDA, estiman que para 2020 la tendencia a la baja continuará, con una disminución de 30 por ciento en términos de ventas.
Este escenario sólo sería una realidad si se presenta una recuperación acelerada de la economía que se traduciría en la posibilidad de vender hasta 900 mil unidades.
No obstante, en caso de que la economía se estanque se prevé una comercialización de apenas 700 mil unidades, con lo que caída estimada se elevaría a 487 por ciento.
Los créditos no serán la clave
Con el contexto que pintan estos números, para las marcas que se desarrollan en el sector así como para todos los jugadores que se ven involucrados en la cadena de valor, será de vital importancia reconocer las nuevas demandas adquiridas por los potenciales compradores de un vehículo.
Y es que luego de la emergencia sanitaria, las necesidades, exigencias y motivadores de los consumidores parecen haber cambiado, con lo que para el sector créditos atractivos podría no ser la mejor manera de conquistar a sus compradores.
Cuando menos así lo demuestran las conclusiones de un reciente estudio firmado por J.D. Power mismo que bajo el nombre “Confianza del Consumidor Automotriz en México (CCAM)”, arrojó que dos de cada cinco personas ahora se enfocan y privilegian más las actividades de limpieza por parte del distribuidor, que la extensión de créditos.
Considerar este punto es importante si tomamos en cuenta que la intención de compra de vehículo nuevo en los últimos 12 meses aumentó del 5 por ciento al 8 por ciento, y la de vehículo usado aumentó del 2 por ciento al 4 por ciento.
Tomar en cuenta este tipo de aspectos, será crucial para que la industria automotriz pueda encender nuevamente sus motores con la potencia suficiente para superar una crisis que ya era evidente desde antes que la pandemia apareciera.