Una de las cosas que no pensó Donald Trump tras imponer aranceles a los productos chinos que llegaban a territorio estadounidense, es que la decisión repercutiría en uno de los objetos de su afecto.
Así es, y es que las emblemáticas gorras rojas con su frase de campaña “Make America Great Again” son de fabricación china.
De acuerdo con la lista emitida por el Departamento de Comercio de Estados Unidos, uno de los productos que tienen un arancel del 10 por ciento obedece al concepto “gorras y sombrerería” agregado a los productos fabricados con algodón, pieles, fibras vegetales o hilados de papel.
La industria de la confección de China ha estado bajo presión durante algún tiempo, ya que la cadena de suministro mundial se ha desplazado a bases de fabricación de bajo costo en el sureste asiático.
Ahora parece que las gorras rojas de campaña se verán envueltas en una disputa comercial punitiva entre las dos economías más grandes del mundo.
De acuerdo con una declaración hecha por la empresa Zhenjiang Kimtex Industrial Company al sitio de finanzas South China Morning Post, Estados Unidos representa el destino que le genera el 40 por ciento de sus ventas, alrededor de 445 mil dólares al año.
Ademas, la empresa ubicada en Jingsu, en su mayoría fabrica sombreros y bufandas de invierno, y en 2016 también produjo cientos de gorras con la leyenda “Make America Great Again”, un artículo de rigor para los seguidores de Trump.
“Somos conscientes de la guerra comercial, y estamos siguiendo qué elementos se verán afectados por las tarifas”, dijo. “Si los aranceles se colocan en nuestros importadores en agosto, entonces aumentarán sus costos y los precios de nuestros productos subirán”, indicó un gerente de la compañía.
Medios estadounidenses informaron anteriormente que los vendedores de las gorras con la leyenda de campaña del mandatario estadounidense, los estaban almacenando mientras esperaban una decisión sobre las tarifas finales entre ambas.
David Lassoff, gerente de IncredibleGifts, con sede en California, dijo a ABC News que si se viera obligado a cambiarse a un proveedor estadounidense debido a los aranceles sobre las importaciones chinas, tendría que aumentar el precio minorista del producto que vende a por lo menos 20 dólares, de 9 a 12 dólares.
“Puede haber una cantidad limitada (de gorras) en el futuro”, dijo Lassoff. “Estamos tratando de asegurarnos de tener suficiente en stock ahora, así que si las cosas cambian, estamos preparados”.
Nick Marro, analista de The Economist Intelligence Unit, dijo que las compañías estadounidenses, particularmente en los sectores de fabricación de bajo costo, se habían diversificado fuera de China durante años por preocupaciones sobre el aumento de los costos laborales, y la amenaza arancelaria solo aceleraría esa tendencia.