El aterrizaje de las low cost (o de bajo costo) está modificando la estructura aérea argentina. Flybondi ya está volando internamente desde hace unos meses, Norwegian ya tiene asignadas 152 rutas y hay otras aerolíneas en la lista para sumar más conexiones.
En ese escenario, la empresa estatal Aerolíneas Argentinas ajustó números. Sabe que una vez que se comiencen a liberar los valores de los pasajes y bajen los costos aeroportuarios, la competencia con “expertos del bajo precio” como Norwegian será feroz.
Una estrategia es la que se conoció esta semana: la aerolínea de bandera decidió eliminar en sus vuelos de cabotaje la clase ejecutiva.
Si bien el dato se mantenía en secreto, este martes se filtró a la prensa y el titular de Aerolíneas Argentinas, Mario Dell’Acqua, debió brindar detalles en una conferencia de prensa.
En la exposición, Dell’Acqua dijo que la medida permitirá ganar entre 15 y 20 asientos por vuelo. “Esto equivale a haber comprado tres aviones nuevos, con la única inversión que nos demandará la nueva configuración”, dijo el directivo.
Según aclaró Marcos Peña, jefe de Gabinete ministerial de Argentina, muchos de esos asientos eran ocupados por “pasajeros de la política” y generaban un “sistema de viaje preferencial que era subsidiado por todos los argentinos”.
En cuanto a la relación costo-beneficio, se indicó que la inversión para modificar internamente el formato y la disposición de los asientos demandará 15 millones de dólares a lo largo de un año. El cambio empezará en julio de 2018.
La inversión, según la aerolínea, será recuperada rápidamente porque se calcula que se lograrán ingresos adicionales por 73 millones de dólares al año.
Espacio de publicidad
El arribo de nuevas aerolíneas (serán no menos de cinco low cost) y con un mercado que promete multiplicarse exponencialmente (Argentina creció muy por debajo de la media de la región en los últimos años) se está abriendo un gran mercado para las agencias de publicidad.
La prometida “revolución de los aviones” de la que habla el Gobierno se basa en la alta competencia, lo que obligará a más y más efectivas campañas, especialmente digitales y apuntadas a los millones de argentinos que hoy utilizan buses o sus automóviles para trasladarse.