Paola Espinoza se retira. Hace solo algunas horas, una de nuestras grandes clavadistas ha decidido terminar su carrera profesional. Su trayectoria ha sido extraordinaria: Medalla de bronce en Juegos Olímpicos de Pekín 2008, medalla de plata en Juegos Olímpicos de Londres 2012, medallas en campeonatos mundiales, Juegos Centroamericanos y Panamericanos, entre muchos otros resultados positivos más.
Llama poderosamente la atención su crítica frontal, siempre bienvenida y respetada, hacia las autoridades encargadas del deporte mexicano. Habla de que la actual administración de la CONADE ha sido la peor que le ha tocado vivir. No ha dado mayor detalle, sin embargo, su testimonio resulta de gran valor para el eventual mejoramiento de las instituciones deportivas y sus procesos.
Ana Guevara, actual directora de la CONADE, es también, al igual que Paola, una deportista fuera de serie. Ambas nos han hecho vibrar y soñar con su desempeño, una en la pista y otra en la fosa. Deportes completamente distintos, pero el desempeño de ambas comparte grandes similitudes enmarcadas en la disciplina y el sacrificio.
Las similitudes no terminan allí. Cuando Ana Guevara anunció su retiro en el año 2008, expresó al igual que Paola, un discurso contra las instituciones encargadas de planear y dirigir el deporte mexicano, manifestándose “asqueada” del sistema.
Paola expresa, que ella sí quiere ayudar, hacer algo por su país y por el deporte mexicano, dejando ver que las autoridades actuales no. Sin embargo, esos mismos deseos han sido expresados en distintos momentos y contextos por la actual titular de la CONADE.
Pareciera una coincidencia extraordinaria que ambas cierren su ciclo profesional criticando a los integrantes de las instituciones deportivas; sin embargo, más allá de una asombrosa similitud, pudiera ser que los problemas por los que atraviesa el deporte mexicano son aún más grandes y más fuertes que los deseos y capacidades de nuestras mejores deportistas.
Generar cambios es muy complejo; que esos cambios provoquen resultados positivos lo es mucho más. No conozco el desempeño de Ana en el escritorio, tampoco la capacidad de Paola para modificar el andamiaje institucional del deporte mexicano, que desafortunadamente, no nos ha permitido construir historias de éxito, más allá de aquellas que esporádicamente nos deslumbran con su talento y dedicación, como la de Paola y la de Ana.
El problema es más grande y requiere mucho más que voluntad para resolverse. Se extrañará a Paola en la fosa, como se extraña a Ana en la pista. Ojalá algún día no muy lejano, un sistema eficiente y productivo nos permita muchas Anas y muchas Paolas.