Sentidos y significados de las palabras
Nada es más poderoso que el lenguaje hablado o escrito: Es una abstracción que puede ejercer fuerte influencia sobre la gente y sus acciones. Lo usamos para enamorar, negociar y/o convencer. Esto es especialmente cierto para la lengua castellana pues contiene un inmenso vocabulario con gran variedad de significados adjudicables a una palabra y/o muchas palabras con el mismo significado; esto permite jugar creativamente en una frase corta haciéndola más clara, elegante y distintiva para la influencia. No sólo el castellano ofrece multitud de palabras sino que, cada palabra puede tener -a su vez- una variedad de sentidos. Jugar con los significados de las palabras resulta muy influyente en los mensajes dado que coloca al receptor en actitud de escucha activa y genera recuerdo. Evitar abusar de los pluri-sentidos de las palabras pues crea confusión. ¡Cuando de crear influencia se trata!, utilizar las palabras adecuadas para cada significado es muy poderoso. En el lenguaje de persuasión: “menos es más, mucho es confuso”. El lenguaje debe de producir un estado positivo y alentador para el que escucha y usarlo de preferencia en afirmativo.
Orden, naturaleza y selección de las palabras
El orden, la naturaleza y la selección del vocablo, son importantísimos factores para la influencia, me explico: No convence el uso excesivo de adjetivos ni la profusión de descripciones. Es más poderosos decir “¡Te quiero!” que, “¡Te quiero mucho!” ya que, la primera declaración es absoluta mientras que la segunda es limitada. Ayuda el uso de comparativos (pocos) que animen la imaginación del escucha así como la inserción de palabras que hablen de causas y efectos de los conceptos expuestas ya que, nuevamente, enciende la imaginación del receptor. Ni decir de los ejemplos, grandes aliados del comunicador. No ayudan -en la influencia- palabras domingueras extra-eruditas, aunque tampoco lo hacen los vocablos vulgares ni las frases trilladas y/o melosas obtenidas de lugares comunes. Ayudan las palabras cuyo significado haga sentido inmediato al receptor; onomatopéyicas de preferencia (asociación entre significado y objeto). Los vocablos con connotación negativa como: “deuda”, “retraso”, “gasto”, “error, “daño” y “engaño”, pueden ser sustituidas por sinónimos propositivos que inviten a la acción: En vez de: “¡no puede pagar hoy!” usar: “¡usted puede pagar mañana!”. Las frases que comienzan con un “no”, se auto-aniquilan en la mente del escucha “¡¿No le interesaría una garantía extendida?!”. “¡¿No me quieres ya?!”. Buscar no caer en lugares comunes de la lengua comercial como: “¡Un nuevo concepto en salas!” o “¡El mejor estreno del año!”.
Selección de los Verbos
Los verbos son engranes de la lengua y causan más influencia cuando están en activo (movimiento y acción) donde el sujeto es quien habla como: “voy”, “iré”, “busco”, entre muchos. Éstos tienen más fuerza de convencimiento que los verbos en pasivo o inacción (que es el caso de todos los colocados en el predicado de la oración o ejercidos por tercera persona aludidas en el mensaje). Es más afectivo decir “Necesito ver al gerente, ¿le llama por favor?” que, “Sí está el gerente quisiera verlo”. Todos las palabras cuyos verbos ordenan o mandan como: “vaya”, “ve”, oiga” “tenga”, “proceda a”, “pague antes de”, generan rechazo cognoscitivo por percibirse como obligaciones. Sin embargo, éstas pueden tener fuerte influencia sobre los indecisos aunque, la influencia no es duradera. Habría que sustituirlas por verbos que sugieren, orienten u abren opciones. Los verbos en gerundio: hablando, estando, pudiendo, generando, son poco convincentes pues denotan una acción que aún no concluye y cuyo fin es incierto. Los verbos en infinitivo como: “construir”, “proceder”, “crear”, etc. son muy poco efectivos pues no tienen dueño, esto es, no están asociados ¡ni al que escucha ni al que emite el mensaje!? No comprometen ni de ida, ni de regreso. Los verbos en diferentes tiempos gramaticales son muy efectivos cuando están en una frase compacta: “Lo que hiciste, lo que haces y lo que harás”, denota sentido, dirección y propósito. Nos encontramos en la siguiente entrega.