Internacional. Renunciar, tirar la toalla, rendirse, abandonar el barco o fracasar, son palabras y frases a las que todo emprendedor le tiene miedo o está programado para ignorar apenas vienen a su mente. Si algo nos ha enseñado la corriente del optimismo es que “siempre hay que luchar por nuestros sueños” y aferrarnos lo más posible a ellos hasta que, algún día, comiencen a salir a la luz los frutos de nuestros esfuerzos. Estas afirmaciones pueden ser útiles cuando nuestro proyecto no nos exige algo más allá de la paciencia y el trabajo constante, sin embargo las circunstancias pueden variar y estos enfoques pueden quedar completamente anulados ante los panoramas más hostiles que cualquier empresario puede enfrentar.