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Trump señaló que está consumiendo hidroxicloroquina para evitar contagiarse de COVID-19
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La prueba de este medicamento se realizó en varias combinaciones con un par de antibióticos
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Novartis donó varias dosis a México para confirmar si los casos nacionales podían responder adecuadamente al fármaco
Si se quiere que la pandemia termine oficialmente, se requiere una vacuna para COVID-19. Sin embargo, esta posibilidad aún parece dolorosamente lejana. Así que la segunda mejor opción es desarrollar un fármaco que pueda tratar efectivamente a los enfermos más graves por este virus, en lugar de solo aliviar sus síntomas. Hasta ahora tampoco parece haber una solución factible y decenas de sustancias también están siendo probadas para confirmar su efectividad.
Cabe destacar que aún cuando algunos fármacos han sido señalados como prometedores por una parte de la comunidad científica, no hay confirmación que alguno sea efectivo. De hecho, es posible que varios de estos medicamentos sean peligrosos para pacientes de COVID-19. Así lo sugiere un estudio de The Lancet, retomado por Bloomberg, sobre la hidroxicloroquina. Todo indica que la sustancia está ligada a mayor riesgo de muerte y enfermedades cardiacas.
La hidroxicloroquina, así como la cloroquina, parece aumentar la tasa de mortalidad entre los pacientes de COVID-19, frente a personas enfermas de gravedad que no usaron la sustancia. El problema es que este medicamento, que se utiliza frecuentemente para tratar la malaria, ha sido ampliamente recomendado por el presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump. Y según Aristegui Noticias, miles de dosis fueron donadas a México por Novartis para su uso.
Riesgos y problemas en la carrera contra la COVID-19
Desde hace meses que las farmacéuticas de todo el mundo están trabajando arduamente para hallar un fármaco efectivo contra la COVID-19. La compañía Moderna anunció hace poco que parece estar cerca de una vacuna viable y prometedora. Sanofi, que también trabaja en su propio sistema de inmunización, se ha metido en problemas por sus planes de distribución. Y a eso se le debe sumar que el SARS-COV-2 continúa mutando y haciéndose más peligroso.
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Hay que recalcar, una vez más, que todos los resultados para todos los medicamentos que se están probando contra la COVID-19 son preliminares. Realmente nadie tiene la certeza sobre lo que sirve y lo que no contra esta enfermedad. Este es el objetivo de las pruebas que están realizando tanto Novartis, como los expertos de The Lancet como otros agentes en el sector farmacéutico. Tener una claridad sobre qué armas se podrían usar para luchar contra el virus.
En este sentido, lo más importante es que las personas recuerden que todos estos resultados son preliminares. Hasta que expertos, farmacéuticas e instituciones de salud no confirmen que un medicamento contra la COVID-19 es eficaz y seguro, la gente no debe sacar conclusiones. El proceso de desarrollo en este tipo de sustancias es lento y está lleno de desafíos, pruebas y elementos inesperados. Lo más importante, por ahora, es informarse de la forma adecuada.
Pánico y decisiones apresuradas en medio de la pandemia
Conforme la pandemia avanza y se presentan más casos en todo el mundo, las autoridades de salud de cada país están aplicando con más agresividad pruebas farmacéuticas. Por ejemplo, en EEUU el Remdesivir fue aprobado para el uso en enfermos de COVID-19 hace casi un mes. Poco después también México reportó buenos resultados con esta sustancia. También en la creación de kits de prueba se vieron inversiones multimillonarias, hasta de agentes privados.
Lo cierto es que, aún cuando hay varios proyectos prometedores, aún hay desafíos que se deben resolver. Según The Conversation, usar drogas preexistentes podría reducir el tiempo de desarrollo, pero también hay siempre la posibilidad que no sean tan efectivas o sus riesgos no valgan la pena. Nature reafirma que, aún tras descubrir el fármaco ideal contra la COVID-19, está la distribución y producción. Y aún no se sabe bien a bien la efectividad de las opciones.