Internacional.- Un 2 de diciembre de 1993, Pablo Emilio Escobar Gaviria morĆa en un techo de una casa en MedellĆn, cuando escapaba de la policĆa colombiana. Sus prĆ”cticas mafiosas lo llevaron a ganar una fortuna casi incalculable.
A partir de la TV y los servicios de streaming como Netflix, el narco colombiano Pablo Escobar volviĆ³ a aparecer en las noticias, esta vez del show y el espectĆ”culo. Tanto El PatrĆ³n del Mal como Narcos tuvieron alto rating y colocaron una vez mĆ”s a Escobar en el centro de la escena.
Sin embargo, este hombre, que muriĆ³ un 2 de diciembre de 1993 y llego a ser responsable de mĆ”s de 4.000 asesinatos en Colombia, tambiĆ©n estuvo presente (y muchas veces) en las revistas de negocios. De hecho, figurĆ³ siete aƱos consecutivos en el ranking de Forbes, como una de las personalidades con mayor fortuna del mundo.
SegĆŗn un artĆculo de la revista actual, āen octubre de 1987 se publicĆ³ el primer ranking de 100 multimillonarios internacionales y allĆ se incluyĆ³ al rey de la cocaĆna de Colombia, Pablo Escobarā. Para entonces, el infame cartel de MedellĆn estaba haciendo enormes cantidades de dinero en efectivo a travĆ©s de una integraciĆ³n vertical del negocio de la cocaĆna. Se calcula que logrĆ³ al menos 7 mil millones de dĆ³lares de ganancias (obviamente libre de impuestos) sĆ³lo entre 1981 y 1986. Escobar se mantuvo en el top 100 hasta 1993, cuando se calculaba un patrimonio neto de 1.000 millones de dĆ³lares. Al mismo tiempo, el gobierno colombiano pedĆa 11 millones de dĆ³lares por su cabeza.
Esta es la reseƱa que se publicĆ³ en una de las ediciones de Forbes (la de 1987) en las que Pablo Escobar apareciĆ³ en el ranking. La hizo el periodista David Henry.
āEscobar llegĆ³ a ser el rey de la cocaĆna por reinvertir astutamente sus ganancias iniciales y convertirse en un maestro de las relaciones pĆŗblicas en Colombia. La primera vez que atrajo la atenciĆ³n de la policĆa de drogas fue en 1975, cuando trabajaba como contrabandista, sicario y guardaespaldas. En los siguientes dos aƱos, sumĆ³ suficiente dinero como para iniciar su propia empresa en el trĆ”fico de cocaĆna. En 1978, traficaba cerca de 35 kilos de cocaĆna al mes fuera de MedellĆn.
Escobar es un hombre fornido, de 5 pies y 6 pulgadas de alto que normalmente utiliza camisetas de rugby, pantalones de tela de algodĆ³n y zapatillas de deporte. Es un tĆpico ejemplo de un āpaisa de Colombiaā, ademĆ”s de agresivo y nada sentimental, un buscavidas.
Con su creciente riqueza, Escobar se hizo cargo de un periĆ³dico de MedellĆn, adquiriĆ³ influencia en la polĆtica colombiana y hasta logrĆ³ acceder a un cargo pĆŗblico, convirtiĆ©ndose en una alternativa para el Congreso nacional. ConstruyĆ³ una buena reputaciĆ³n como Robin Hood, al edificar viviendas para los pobres, construir 70 campos de fĆŗtbol y abrir un zoolĆ³gico al pĆŗblico. Un miembro de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) se quejĆ³ de que la importaciĆ³n de animales exĆ³ticos para el zoo parecĆa haber traĆdo a Escobar mĆ”s problemas por parte del gobierno que su negocio con la droga.
Actualmente, Escobar es buscado en los EE.UU. por cargos en tres acusaciones federales por la comercializaciĆ³n de cocaĆna, lavado de dinero y asesinato por encargo. Escobar negĆ³ todos los cargos a travĆ©s de un abogado. Pero admite que habĆa hecho una propuesta de amnistĆa a favor de los miembros del cartel en 1984, cuando el cartel insolentemente se ofreciĆ³ a pagar la deuda nacional de Colombia y retirarse a cambio de inmunidad. Los fiscales no estĆ”n seguros de dĆ³nde estĆ” y no son optimistas de que serĆ” arrestado y extraditado. Las autoridades creen que Escobar sigue en el negocio como siempre, pero dicen que los mĆ”rgenes de beneficios estĆ”n disminuyendo con el aumento de la oferta y la demanda en disminuciĆ³n.
Escobar tiene la mayor proporciĆ³n del cartel de MedellĆn (alrededor del 40%) lo que le asegurarĆa un flujo de caja de al menos 3.000 millones de dĆ³lares en los Ćŗltimos aƱos. Los fiscales federales que lo habĆa acusado āāen Miami no saben dĆ³nde esconde su fortuna, creen que la guarda porque no tienen pruebas que demuestren que la haya dilapidadoā.