Internacional.- La publicidad de Coca-Cola no para. Cada día se suben al menos cinco spots en diferentes idiomas en su canal de YouTube. Los conceptos son los mismos de siempre: todo lo que se vincule con la felicidad. Tienen grandes aciertos (¡Cómo no, con los recursos de que disponen! Millones de creativos, millones de dólares), pero a ratos el tema nos parece casi un insulto por la ingenuidad que se supone tiene el público. La última campaña para Latinoamérica tiene un tono “educativo” demasiado obvio.
Se trata de Coca Cola Comidas, con varias piezas donde se utiliza el “story telling” o una aproximación a él, para educar al público sobre la importancia de compartir. Está claro que es una campaña de mantención, como la mayoría, pero los protagonistas y sus historias son tan predecibles que ya no constituyen sorpresa. Al igual que la campaña de los nombres, que ha generado una enorme cantidad de memes por su simpleza, ésta comienza a pecar de ingenuidad.
Es cierto que hace falta más cultura de mesa, pero cuando se hace una historia o se pretende educar, es fundamental una cierta sutileza que aquí falta. Si bien el tono directo es habitual en la marca, en esta oportunidad sentimos que el gigante de las bebidas colas nos queda debiendo algo.
Si el público objetivo es el niño, vaya y pase; si es un público más amplio, se esperaría otro tipo de creatividad.
Compartimos contigo los dos comerciales de la campaña.