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True Achivements, hace un año, reportó que Xbox tenía más de 56 millones de usuarios activos
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La marca de Microsoft es de las más valiosas del mundo, según Statista, con 251 mil 240 millones de dólares para 2019
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De hecho, su unidad de videojuegos forma parte de su segmento de negocio más productivo
Es evidente que las compañías de tecnología tienen grandes cantidades de información sobre los usuarios. Cualquier marca de tecnología que provea algún servicio a su público, tiene reflexiones puntuales sobre cómo navegan y utilizan sus herramientas. Además, más de una marca tiene programas para rastrear la actividad de la audiencia fuera de sus dominios. Junto con estas prácticas, estas empresas también realizan otras dudosas labores de recolección.
De las más controversiales resalta el escuchar a los usuarios. Tanto Amazon como Apple ya se han visto envueltas en escándalos así. Ahora se reveló que su rival Microsoft también es parte de este grupo de compañías. De acuerdo con Vice News, la marca grababa conversaciones y comandos de voz a través de Xbox. Después, analistas externos revisaban los audios para mejorar la consola. Según la BBC, la tecnológica prometió dejar de realizar estas actividades.
Otra marca de tecnología en controversia de privacidad
Casi diariamente se da a conocer un nuevo escándalo de privacidad entre grandes compañías. En respuesta, varias tecnológicas han empezado a proponer soluciones de autorregulación. La semana pasada, Google propuso una serie de reglas para proteger a los usuarios que toda marca debería seguir. Facebook quiere resolver sus problemas con café, mientras Apple está redoblando esfuerzos para castigar a agentes maliciosos externos.
Se puede esperar que muchas otras compañías realizan alguna actividad de recolección de información que podría ser mal recibida por el público. ¿Debería una marca aceptar esta culpa o esperar que sus prácticas no salgan a la luz? Según Blue Kite Marketing, la audiencia tiende incluso a felicitar a una marca que reconoce sus errores y sabe manejarlos. Fast Company apunta que, además, tratar de esconder estas actividades solo empeora la situación.
No se puede asegurar de cierto que otra marca realiza alguna violación de privacidad contra sus usuarios. Incluso las mismas compañías podrían creer que sus actividades no representan un problema para el público. Así pues, es necesario que cualquier compañía (sin importar su tamaño), revise sus técnicas y prácticas de recolección de datos. Poniéndose en los zapatos de sus usuarios, pueden reconocer posibles errores, admitirlos y empezar a enmendarlos.